Zoológicos, pseudo-santuarios, parques marinos, zoológicos ambulantes, zoológicos de carretera y otros lugares similares que aprisionan a los animales, que añoran ser libres, a fin de que puedan beneficiarse de las personas que van a bobear.
Las condiciones de vida en estos lugares son a menudo sombrías, con animales confinados en recintos estériles pequeños e inmundos, pero incluso los mejores ambientes artificiales no pueden estar a la altura del espacio, la diversidad y la libertad que los animales tienen en sus hábitats naturales. Esta privación – combinada con aburrimiento implacable, soledad, y a veces incluso maltrato de la gente que se supone debería cuidar de ellos – hace que muchos animales en cautiverio enloquezcan. Los animales con esta condición, llamados “zoochosis”, a menudo se balancean hacia el frente y hacia los lados o caminan de un lado a otro sin cesar y algunos incluso se mutilan a sí mismos.
Los zoológicos afirman que promueven la educación, pero lo único que se puede aprender en estas tristes instalaciones es la forma en que los animales que quieren ser libres actúan cuando se encuentran confinados. La zoochosis está tan extendida que algunos zoológicos incluso recurren a administrar psicofármacos como Prozac para atender las quejas del público sobre las conductas anormales.
Animales en pseudo-santuarios son a menudo “rescatados” de una situación trágica solo para terminar en otra. Estas operaciones sórdidas hacen dinero en donaciones al aprovecharse de la compasión de los ciudadanos mientras explotan a los animales a su cuidado.
Muchos parques para recorrer en auto de vida silvestre, usan animales bebé para atraer clientes por la puerta delantera, mientras que los animales viejos y no deseados son silenciosamente enviados a la puerta trasera, a veces por centenares cada año. Muchos de estos animales terminan en subastas, mataderos o ranchos de caza.
Los parques de mamíferos marinos capturan animales en la naturaleza, separando familias; confinan a animales muy inteligentes destinados a nadar hasta 100 millas en un día a pequeños tanques de concreto tratados químicamente; y obligan a los animales a aprender tontos trucos de circo, a menudo privándolos de alimento. Las ballenas y delfines en estas instalaciones suelen morir décadas antes que los que viven en la naturaleza, y al parecer, algunos de ellos incluso se han suicidado al elegir dejar de respirar o golpeando sus cabezas contra las paredes del tanque.
Los zoológicos ambulantes y zoológicos donde se puede tocar a los animales someten a los animales al estrés del transporte, ambientes ajenos, alimentación y bebida irregulares, malos manejos y a una multitud de extraños. Muchos niños y adultos han sido mutilados por tigres, primates y otros animales que son utilizados como accesorios en fotografías y un sinnúmero de personas ha enfermado –algunas incluso han muerto – después de contraer enfermedades de los animales en estos zoológicos.
Los zoológicos en carretera y las colecciones de animales salvajes en patios traseros van desde pequeñas colecciones donde los animales están en jaulas construidas de concreto y barras de metal hasta grandes colecciones de animales confinados a recintos rodeados por cercas de malla. En estas instalaciones, los animales a menudo se ven privados de una alimentación adecuada, agua, refugio y atención veterinaria.
Estas crueles exhibiciones solo pueden permanecer en el negocio porque la gente paga una admisión para visitarlos. Por favor, no pagues para mantener a los animales encarcelados. Aprende acerca de los animales, viendo documentales sobre la naturaleza u observándolos en sus propios hábitats.