Pelea de gallos—un deporte sangriento en el que los gallos son colocados en un ring y son obligados a pelear a muerte para la “diversión” de los espectadores—es ilegal en todos los Estados Unidos.
Obligados a pelear a muerte
Los gallos nacen, son criados y entrenados para pelear en “granjas de juego”. Los criadores (también llamados “galleros”) matan a las aves que creen inferiores, conservando solo aquellas aves que tienen “juego”—el deseo de pelear. Muchas de estas aves pasan la mayor parte de sus vidas atadas de una pata en una vivienda inadecuada, ya sea en un cilindro de plástico o en una pequeña jaula de alambre. Los criadores “acondicionan” a las aves para pelear a través de trabajo físico, lo que incluye el atar pesas a las patas de los gallos, y “peleas de práctica” con otros gallos.
Los criadores a menudo arrancan las plumas y mutilan las crestas y barbillas de los gallos (la carne sobre sus cabezas y debajo de sus picos) con tijeras para prevenir que otros gallos se los arranquen dentro del ring. Debido a que los gallos no tienen glándulas sudoríparas, el perder estas partes del cuerpo los priva de la capacidad de enfriarse. Algunos “galleros” cortan los espolones de las aves, que son las protuberancias naturales de sus huesos en sus piernas, y así armas artificiales más mortales puedan ser atadas a sus piernas.
Qué pasa en las peleas de gallos
Generalmente las peleas de gallo se realizan en recintos redondos o cuadrados llamados “galleras” en inglés “cockpits” o simplemente “pits”. Según un testigo, “Con las plumas del cuello encrespadas y las alas revoloteando, las aves saltan y se esquivan unas a otras. Se patean y combaten en el aire, golpeándose entre ellas con las patas y el pico”.
Si la pelea disminuye, los galleros recogen las aves y las golpean en la espalda, le dan un estirón a sus picos, o las colocan pico a pico en un intento de “avivar el frenesí”. Las aves son, a continuación, regresadas a la gallera, y la lucha no termina hasta que un gallo muere o queda moribundo. Las aves “perdedoras” a menudo son desechadas en un barril o bote de basura cerca del ruedo, incluso cuando aún están vivas.
La conexión criminal
Además de la crueldad contra los animales, las peleas de gallos se relacionan a menudo con otros delitos, como apuestas ilegales, venta o uso de drogas, e incluso asesinato—se documentó un triple homicidio en una pelea de gallos en el norte de California. Con frecuencia, hay niños presentes en las peleas; la exposición a este tipo de violencia puede promover insensibilidad al sufrimiento y entusiasmo por el derramamiento de sangre.
Amenaza de enfermedad
Al menos ocho casos de gripe aviar han sido vinculados con peleas de gallos, así como una epidemia de la enfermedad exótica de Newcastle en California en 2002. Los propietarios de las aves están regularmente en contacto con la sangre de éstas, lo que permite propagar enfermedades. El Washington Post informó que en una pelea de gallos, “los propietarios [de las aves] lavaron la sangre de sus aves con las manos sin protección … y enseguida … cosieron las heridas alrededor de sus ojos”, y “a veces … las lesiones son tan graves que los propietarios alivian la hinchazón chupando la sangre con la boca”.
Qué puedes hacer
Si sospechas que esta actividad ilegal ocurre en tu vecindario, contacta a tus autoridades locales.