No debería sucederle a “el mejor amigo del hombre”, pero le sucede. Toma un paseo por carreteras y calles de la ciudad, y los verás—los perros pasan toda su vida en “aislamiento”, atrapados al final de una cadena o en un pequeño corral.
No podemos pensar en un castigo más cruel para este tipo de animales que quieren—y merecen—compañía, rascarles detrás de las orejas, caminatas alrededor de la cuadra y la oportunidad de acurrucarse a los pies de sus guardianes dentro de casa por la noche.
Mantenidos en el patio de atrás “fuera de la vista, fuera de la mente”, los perros encadenados se ven a menudo privados de alimento, agua, cuidados veterinarios adecuados—además de que sus necesidades emocionales y sociales son completamente ignoradas. A muchos se les niega una vivienda adecuada y no tienen nada excepto un bote de basura o un barril de plástico volcado— o nada en absoluto— para protegerlos de las noches heladas de invierno. Innumerables perros encadenados han muerto por congelación durante oleadas de frío o de insolación en los sofocantes días de verano.
Los perros encadenados también son totalmente vulnerables a otros animales y a personas crueles, y muchos perros encadenados han sido robados, quemados vivos, baleados, apuñalados, torturados o envenenados por transeúntes crueles o vecinos molestos por sus ladridos.
Dadas estas condiciones crueles de vida, no es de extrañar que los perros encadenados a menudo se vuelvan agresivos y ataquen a niños u a otras personas que se les acerquen. Los perros encadenados son más propensos a morder porque no se les ha enseñado a socializar; su espacio de vida se reduce a unos cuantos metros cuadrados, lo que acentúa su territorialidad; y no tienen la opción de escapar durante un enfrentamiento. Muchas comunidades en todo Estados Unidos y más allá, han aprendido por las malas, que encadenar a los perros no es solo una cuestión de bienestar animal, sino también un peligro para la seguridad pública.
La forma más eficaz de ayudar a cientos o miles de perros abandonados en tu área— así como a evitar ataques de perro— es el de trabajar con los legisladores de la ciudad o municipio para prohibir el encadenamiento. Tú puedes ser la única esperanza para que los perros tengan la oportunidad de una vida mejor.
¡Consulta los recursos que PETA tiene disponibles para ayudarte a empezar!