Al igual que los amados personajes en Charlotte’s Web y Babe, los cerdos reales son inteligentes y sensibles, y cada uno tiene su propia personalidad. Pero los cerdos criados para comida en la vida real son tratados mucho más cruelmente que los de ficción.
La mayoría de los millones de cerdos matados para comida en los Estados Unidos cada año son criados en granjas industriales sucias y abarrotadas de animales. Estos animales inteligentes y sociales son privados de luz solar y de pisar el césped con sus patas, hasta el día en que son empujados y punzados hacia un camión destinado al matadero.
Madres abusadas
La mayoría de las cerdas madre en los Estados Unidos pasan toda su adultez confinadas y apretadas en jaulas de metal. Nunca sienten la caricia afectuosa del hocico de un compañero, y se sienten frustradas por no poder construir un nido confortable y acogedor para recibir a sus crías. Al contrario, están rodeadas de frías barras de metal y obligadas a estar echadas en el piso mojado y lleno de heces.
Cuando les llega la edad de ser madres, estas cerdas son inseminadas artificialmente y aprisionadas durante toda su gestación en “jaulas de parición”, jaulas que tienen apenas 61 cm de amplitud y son muy pequeñas para ellas, mismo para girarse o cómodamente echarse. Las cerdas a menudo desarrollan escaras por falta de movimiento.
Después de dar a luz, las cerdas madre son llevadas a “jaulas de lactancia”, recintos similares a las jaulas de parición, con solo una pequeña área de concreto donde los lechones pueden mamar. Un empleado describe el proceso: “Les dan unas terribles palizas a [las cerdas madre] para meterlas dentro de las jaulas porque no quieren ir. Esta es su única chance de caminar, hacer un poco de ejercicio y no quieren volver [de nuevo a la jaula].”
Las jaulas de parición y de lactancia son tan terribles que han sido prohibidas en varios estados de los Estados Unidos, así como en el Reino Unido y en Suecia.
El confinamiento intensivo, la soledad y las privaciones a menudo causan que las cerdas madre se vuelvan locas, y esto se manifiesta en su comportamiento repetitivo como masticación neurótica de las barras de la jaula o la presión excesiva en sus botellas de agua. Después de tres o cuatro años sus cuerpos terminan exhaustos (a pesar del hecho que los cerdos son aún bastante jóvenes) y son enviados al matadero.
Arrancados de sus madres y mutilados
A las madres les sacan sus lechones cuando tienen menos de un mes de vida. En estado salvaje permanecerían con sus madres por varios meses. Las madres son nuevamente inseminadas y el ciclo de crianza forzada y encarcelamiento continúa.
A los lechones macho les cortan los testículos de sus escrotos. Tanto a las hembras como a los machos les cortan las colas, les recortan por la mitad varios de sus dientes y sus orejas son mutiladas, todo esto sin analgésicos. Son apiñados en galpones con muchos otros lechones donde son mantenidos hasta que son lo suficientemente grandes para ser enviados al matadero. A los animales prácticamente no se les brinda espacio para moverse porque, como dijo una publicación de la industria porcina: “[L]a aglomeración de los cerdos es rentable”.
A la espera del matadero
Impecablemente limpios por naturaleza, los cerdos en las granjas industriales son forzados a vivir entre sus propias heces y vómitos (y a veces mismo entre los cadáveres de otros cerdos). El amontonamiento extremo, la pobre ventilación y la suciedad hacen que las enfermedades proliferen. Al momento de ser enviados al matadero, muchos cerdos en las granjas industriales padecen lesiones pulmonares causadas por neumonía. Y a la vez, más de un cuarto de los cerdos padece sarna. Se les administran antibióticos como promotores del crecimiento, pero muchos cerdos aún mueren por infecciones.
Debido a la enfermedad, la falta de un espacio para ejercitarse y la manipulación genética que les causa el crecer muy grandes demasiado rápido, los cerdos a menudo desarrollan artritis y otros problemas articulares. Muchos cerdos en las granjas industriales son forzados a vivir sobre pisos con listones por arriba de estercoleros gigantes. Los cerdos más pequeños a menudo soportan graves lesiones en sus patas cuando éstas quedan aprisionadas entre los listones.
Muchos granjeros simplemente matan a los animales enfermos en vez de darles medicinas o atención veterinaria para ahorrarse dinero. Una investigación de PETA descubrió que un gerente de una granja en Oklahoma mató a cerdos golpeándolos con la vara de una verja, y a otros se los dejó morir sin alimento ni agua. Los no deseados tipo “renacuajos” fueron matados, como lo son en la mayoría de las granjas, golpeados con dureza o golpeando sus cabezas contra el piso.
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