Permitir que los gatos deambulen sin supervisión fuera de casa es igual de peligroso e imprudente que permitir que un niño pequeño pasee solo por la calle.
Los gatos enfrentan innumerables peligros fuera de casa: pueden ser atropellados por coches, atacados por otros animales o maltratados por personas crueles. Pueden contraer enfermedades contagiosas o parásitos. Pueden ser envenenados por anticongelante derramado o mutilados por las aspas de los ventiladores cuando se deslizan dentro de los motores tibios de los vehículos en días de invierno. Incluso, pueden ser robados por organizadores de peleas de perros que los utilizan como “carnada”.
Lo que es más, los gatos sueltos en exteriores se comen las plantas y defecan en los jardines y areneros de otras personas. Los vecinos enojados e irritados con frecuencia toman el asunto en sus propias manos. La oficina de PETA rutinariamente recibe llamadas de personas cuyos gatos han sido robados, envenenados, torturados hasta la muerte o han sido víctimas de disparos. Este tipo de crímenes raramente son perseguidos por la ley, ya que los responsables saben cometerlos cuando nadie los ve, dejando evidencia insuficiente para su acusación.
Muchas personas han aprendido de la peor manera a nunca dejar a sus gatos afuera solos. En Pompano, Florida, se encontraron muchos perros y gatos en un gran almacén usado por “entrenadores” de perros de pelea. En Dakota del Sur, un comerciante de pieles fue sorprendido vendiendo pieles de gato. En Washington, D. C., un gato a quien se le permitió tomar su paseo diario regresó cubierto con quemaduras por grasa de cocina caliente. En California, una mujer que buscaba a sus gatos descubrió que a ambos les habían disparado con flechas. Y la lista continúa.
Los gatos a los que se les permite estar afuera también son una amenaza para la vida silvestre. El American Bird Conservancy estima que los gatos sueltos en la calle matan a millones de aves y mamíferos pequeños cada año en los EE.UU., incluyendo especies en peligro de extinción como la golondrina marina y el frailecillo silbador.
Los gatos no son animales silvestres nativos y no encajan en la cadena alimenticia. Sus instintos de caza existen no importa lo bien alimentados que estén. Aterrorizan, mutilan y matan a incontables aves nativas y a otros animales silvestres pequeños que luchan por sobrevivir con retos ya existentes (tales como la urbanización de sus hábitats) y no están preparados para hacer frente a estos depredadores. Estos animales pequeños mueren a causa de las muchas heridas por punción y tras ser atrapados por mandíbulas de gatos. Por desgracia, muchos gatos pasan largo tiempo jugando con sus presas convulsionadas y moribundas, cuyo sufrimiento es intenso. Muchos de estos animales son dejados morir lentamente cuando dejan de luchar pero continúan vivos.
Las junglas de concreto de hoy son demasiado peligrosas para los vulnerables y confiados animales – felinos o cualquier otro. Por favor, mantén a los gatos seguros dentro de casa.