Durante años, Kari y Gary Johnson operaron Have Trunk Will Travel, una exhibición itinerante que explotaba a Tai, Dixie y otros elefantes en insensatas producciones de Hollywood y varios eventos. Observadores documentaron que los Johnson golpeaban y tiraban de los elefantes con bullhooks, armas parecidas a un atizador de chimenea. Cuando California prohibió las armas, la pareja se mudó a Texas y rebautizaron a esta instalación "The Preserve". Pero que este nombre no te engañe: esta instalación fuerza a los elefantes a pararse sobre sus cabezas, dibujar, tocar instrumentos y realizar otros trucos publicitarios bajo la amenaza del castigo.
Tai y Dixie murieron con meses de diferencia en The Preserve, tras pasar su vida siendo obligadas a actuar en escenarios con sonido estresante, hacer trucos de estilo circense y pasear personas. Ambos elefantes fueron arrebatados de sus familias silvestres en Asia cuando eran bebés, luego encadenados, golpeados y explotados para el entretenimiento humano.
Cuando los dejan en paz en sus hogares naturales, los elefantes pasan sus días socializando, nadando, explorando y jugando. Al igual que todos los otros individuos, quieren y merecen ser libres para ser ellos mismos. Forzar a los elefantes a actuar bajo la amenaza de la violencia es una forma atroz de especismo, que es la discriminación basada solamente en la pertenencia a una especie.
Es demasiado tarde para otorgarle a Tai y Dixie su retiro tan esperado, pero The Preserve aún puede brindarles a las elefantas restantes (Kitty, Rosie, y Becky) el retiro en un santuario acreditado, donde tendrían la libertad de deambular, buscar alimento, socializar y jugar bajo sus propios términos.
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