Una filmación de un testigo muestra a elefantes obligados a participar en el cruel Chitwan Elephant Festival (Festival de Elefantes de Chitwan) en Nepal, los cuales son golpeados y pinchados reiteradas veces con bullhooks (armas como lanzas con un gancho afilado en un extremo) y a los que les tiran violentamente de las orejas. Los mahouts (manejadores) también golpean a los aterrados elefantes con otras armas, como palos y cuchillos improvisados de madera.
Se puede ver a un mahout que pincha a una elefanta bebé detrás de la oreja reiteradamente para obligarla a “jugar” al fútbol. Inmediatamente después del partido, los testigos vieron que la elefanta padecía varias heridas frescas, dolorosas y sangrantes.
Cuando estos elefantes no son obligados a actuar en este festival, son usados para pasear a los turistas que visitan Chitwan. Los elefantes que son obligados a “jugar” al fútbol o a pasear a turistas son controlados a través de la violencia física y la dominación psicológica. Son encadenados y golpeados con bullhooks u otras armas y son constantemente amenazados con la violencia para mantenerlos asustados y sumisos.
Los elefantes usados para “juegos” de polo, paseos, espectáculos y otras formas de entretenimiento, sufren tremendamente. Incluso cuando no están siendo obligados a actuar, son generalmente privados de todo lo que es natural e importante para ellos.
Si miramos honestamente la realidad de la vida en cautiverio para los elefantes, comparado con la vida que tendrían en la naturaleza, podemos ver que los “entrenadores” han completamente degradado a estos magníficos animales. Los elefantes son seres extremadamente sociales, quienes prosperan en manadas matriarcales, protegiéndose entre ellos, cuidando a sus bebés y recorriendo muchas millas diarias. Sienten alegría, tristeza y miedo. Sus rituales de luto por la pérdida de miembros de sus familias rivalizan con cualquiera que los humanos han desarrollado. Pero en todo Nepal, los elefantes bebé son rutinariamente golpeados y sometidos a otras formas crueles de indignante “entrenamiento”. Sus complejos estados emocionales y sus relaciones multifacéticas quedan hechos harapos.
Usar a estos majestuosos animales que están en peligro de extinción, en espectáculos estúpidos, es vergonzoso. Nepal debería concentrarse en protegerlos en sus hábitats naturales, en vez de explotarlos para divertir a los humanos.
El año pasado, más de una docena de compañías dejaron de apoyar al Torneo Copa Real de Polo sobre Elefantes en Tailandia tras un exposé de testigo de PETA Asia que reveló un abuso similar al del documentado en Nepal, entonces los organizadores del torneo cesaron sus operaciones en Tailandia, siendo así el Festival de Elefantes de Chitwan el único evento en el mundo en el que los elefantes son vergonzosamente abusados por el polo, y obligados a “jugarlo”. Y por una buena razón, otros han reconocido la crueldad inherente en el hecho de obligar a los elefantes a actuar, y han dejado de maltratar animales.