1. Como todos los virus, el nuevo coronavirus afecta a diferentes especies de maneras diferentes.
Sabemos que los monos infectados con COVID-19 no desarrollan los síntomas severos que vemos en humanos.
Cuando se le preguntó acerca de los resultados experimentales aparentemente prometedores en macacos rhesus, el Dr. Malcolm Martin, virólogo de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) dijo: “advierto que los monos son distintos a los humanos en aspectos importantes”.
© iStock.com/DonyanedomamEsto significa que los hallazgos en otros animales podrían no aplicarse a humanos y confundir a los investigadores, malgastando tiempo y dinero valiosos y dejando a los pacientes a la espera de un tratamiento.
Por ejemplo, un estudio reciente encontró que la hidroxicloroquina puede bloquear las infecciones por SARS-CoV-2 en una especie de monos, gracias a una enzima específica que se encuentra en ese animal. Sin embargo, los humanos no tienen esta enzima, de ahí el fracaso del fármaco en los ensayos clínicos. Conclusión: Los monos no son buenos representantes de los humanos.
2. Las vacunas experimentales contra otros coronavirus protegieron a otros animales, pero fallaron en humanos.
El síndrome respiratorio agudo grave coronavirus (SARS-CoV) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) surgieron en 2002 y 2012, respectivamente.
Los experimentadores en animales han infectado a ratones, hurones, macacos rhesus, monos verdes africanos, monos titíes, hámsteres, camellos, conejos, alpacas, caballos y otros animales con estos virus.
Algunas vacunas experimentales resultantes fueron prometedoras, produciendo anticuerpos que neutralizaron los virus. Sin embargo, ninguna funcionó en humanos.
3. Los experimentos en animales desvían el tiempo y el financiamiento que deberían destinarse a métodos superiores que no usan animales.
Para agilizar el desarrollo de una posible vacuna contra la COVID-19, tanto la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA por sus siglas en inglés) y los NIH dieron luz verde a los ensayos clínicos relevantes en humanos sin requerir las extensas pruebas en animales como paso previo.
Usualmente se requiere que las empresas pasen años sometiendo a los animales a la agonía de las pruebas de productos nuevos antes de permitir el inicio de ensayos clínicos en humanos, incluso cuando esas pruebas no predicen con precisión si un medicamento funcionará en humanos. Cuando son los mismos NIH que reportan que 95 de cada 100 medicamentos nuevos que resultan ser seguros y efectivos en animales, fallan en humanos.
Mientras que la histórica decisión de los NIH y de la FDA no detendrá todas las pruebas en animales para la vacuna, allanan el camino para que se realicen los ensayos de vacunas seguras directamente en humanos.
4. El potencial tratamiento para la COVID-19 que está más ampliamente disponible hoy día es el plasma convaleciente, el cual proviene directamente de humanos que se han recuperado de la enfermedad.
Este tratamiento no usa a ningún animal, solamente los anticuerpos producidos por el sistema inmunológico humano para luchar contra la infección.
La FDA ya ha permitido que varias personas reciban plasma convaleciente como parte del tratamiento contra la COVID-19 y está expandiendo esta posibilidad.
5. Los cierres de escuelas por el brote del nuevo coronavirus causó el asesinato masivo de innumerables animales que iban a ser utilizados en experimentos crudos e inútiles en laboratorios de universidades.
Los experimentos fueron clasificados como “no esenciales”, mientras que los animales fueron considerados “no pertinentes” y prescindibles.
PETA está instando a las universidades a que modernicen sus programas de investigación y usen esta crisis como una oportunidad para cerrar sus laboratorios con animales y se focalicen en métodos de investigación sofisticados y libres de animales. ¡Únete a nosotros!
6. En todo el mundo, ya se están realizando varias pruebas sin animales destinadas a desarrollar una vacuna o un tratamiento eficaz para la COVID-19.
Dada la escala y seriedad de esta pandemia, los investigadores no pueden perder el tiempo realizando experimentos inútiles en animales.
Mira estas innovadoras pruebas sin animales de la COVID-19 que les permite a los experimentadores evitar los crueles y arcaicos experimentos en animales y favorecer métodos relevantes y de avanzada para humanos.
7. Miles de monos encerrados en laboratorios pueden contraer el nuevo coronavirus, no están protegidos contra esta enfermedad.
Muchas infecciones por el nuevo coronavirus han sido asintomáticas, por lo que incrementa la posibilidad de que el personal de laboratorios ya haya expuesto a estos sensibles animales al virus. Los laboratorios bien pueden convertirse en peligrosos caldos de cultivo de COVID-19, con un impacto negativo en resultados experimentales.
Cualquier experimento llevado a cabo en monos contagiados con el nuevo coronavirus sería inservible. Es por eso que PETA está exigiendo que el Centro Nacional de Investigación de Primates de Washington acabe con todos los experimentos en primates inmediatamente, y los traslade a santuarios donde podrán vivir en paz lo que les queda de vida. Por favor, ayúdanos.
¡Actúa Ya!
Las alertas de acción de PETA permiten que tomes acción por los animales con el rápido clic de un botón. Aun si estás en cuarentena o trabajando desde casa, sólo te tomará un minuto ayudar a innumerables seres vivos y sensibles usados en experimentos.
A continuación, hay varias oportunidades para ayudar. Después de que tomes una acción, otra aparecerá.
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