Una investigación encubierta perturbadora y sin precedentes de PETA revela que trabajadores golpeaban, pateaban, ataban y mutilaban a alpacas preñadas que gritaban, en Perú, el mayor productor de alpaca del mundo.

El impresionante video destaca tan solo algunos de los abusos documentados en Mallkini, la granja de alpaca privada más grande del mundo, cerca de Muñani, Perú. Mallkini pertenece al grupo Michell, el mayor exportador de tops y ovillos de alpaca del mundo y proveedor de importantes marcas como Anthropologie.

Tras conversaciones con PETA y nuestros afiliados, ESPRIT, Marks & Spencer y Smith & Caughey’s ahora retirarán gradualmente la alpaca. Y como primer paso, Gap Inc. (propietaria de Banana Republic, Athleta y otras) y el grupo H&M (incluidas sus ocho marcas) han cortado lazos con Michell, que les ha provisto de alpaca en el pasado.

Michell afirma que la esquila “no les hace daño” a las alpacas. Mira por ti mismo para ayudar a estos animales.

Bruscamente manipuladas, atadas y aterradas

Los trabajadores de Mallkini levantaban a las alpacas del suelo y tiraban de ellas por la cola. Según un experto veterinario que analizó la filmación, dicha “fuerza excesiva aplicada a los huesos, articulaciones y tejidos blandos en el área” les causarían dislocaciones, fracturas y un daño severo y permanente a los nervios.

Arrojaban a las alpacas preñadas contra mesas.

Los trabajadores les ataban firmemente las piernas a un dispositivo de inmovilización parecido a un potro de tortura medieval y tiraban fuertemente, casi arrancándoles las piernas de sus articulaciones.

Las alpacas luchaban, con el riesgo de ser lastimadas y seguramente sufriendo lesiones.

Los esquiladores trabajaban rápida y descuidadamente, dejando a los animales sangrando de sus heridas profundas y dolorosas. Esta alpaca sangraba por la boca.

Estas alpacas sangraban de sus extremidades anteriores.

Profundamente aterradas, gritaban y vomitaban

La inmovilización es muy angustiante para las alpacas, porque son animales de presa y tienen miedo de ser matadas (esto llegará después, cuando ya no son valoradas por sus mantos, muchas alpacas son asesinadas para comida).

Aterradas por estar sujetadas a la fuerza y totalmente indefensas, las alpacas gritaban, escupían y vomitaban aterrorizadas mientras los trabajadores las agarraban de las orejas.

Un experto escribió: “Las alpacas… tienen el instinto natural de huir del peligro y del daño potencial. Inmovilizarlas por la espalda y los costados les debería causar temor, pánico y una fuerte angustia”.

Después, los trabajadores las tiraron contra el suelo de concreto e incluso se pararon sobre sus cuellos.

Algunas alpacas quedaron paralizadas durante varios minutos, aparentemente exhaustas tras esta terrible experiencia.

Las alpacas esquiladas sangraban de sus torsos y caderas.

Sufrimiento y estrés extremos

Los esquiladores trabajaban rápida y descuidadamente, dejando a los animales sangrando por sus heridas dolorosas y profundas.

Una alpaca parecía tener el párpado cortado, mientras que otra sangraba por la boca.

El párpado de esta alpaca esquilada parecía cortado, causándole un sangrado (en el centro, con pintura verde en su cabeza).

Cuando los trabajadores las cosían, a la mayoría ni siquiera le aplicaron un spray anestésico tópico, que de todos modos sería inadecuado para las heridas abiertas. Un veterinario dijo: “Los trabajadores están infligiéndoles un dolor y una tortura atroz cosiéndoles las heridas a los animales inmovilizados y plenamente conscientes sin un apropiado control para el dolor” [énfasis añadido].

Viendo, oliendo y oyendo lo que sucedía, otras alpacas se juntaban aterrorizadas.

Las alpacas que veían lo que sucedía se juntaban aterrorizadas.

¡Tú puedes ayudar a detener esto!

¡Lo mejor que puedes hacer por las alpacas es no comprar nada hecho con su lana! Es fácil, solo tienes que fijarte en la etiqueta cuando compras. Si dice “alpaca”, déjalo en el estante.

Si crees que eres capaz de realizar investigaciones encubiertas como esta, por favor contáctanos. Haz clic aquí para expresar tu agradecimiento a los investigadores que revelaron esta crueldad.

Y por favor, pídele también a Anthropologie que deje de vender artículos de alpaca de inmediato y elija materiales respetuosos con los animales.


Impactante investigación encubierta: alpacas atadas y cortadas para suéteres y bufandas, gritan y vomitan

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