Por más de un cuarto de siglo, Yupik, la osa polar, languideció bajo el ardiente sol en el zoológico Benito Juárez en Morelia, México, donde pasó sus días en un recinto desolado y totalmente inadecuado, ahora está muerta.
Por años, este zoológico de carretera no atendió el traumatismo dental que padecía por morder los barrotes de su jaula. Estaba flaca y tenía artritis, la cual se agravaba con el pobre ambiente y falta de ejercicio. Tan solo dos semanas antes de que se planeara trasladarla a un clima y recinto más apropiados, el zoológico y el gobernador local incumplieron el acuerdo de buenas a primeras.
En abril, PETA envió una carta al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Los Estados Unidos (FWS por sus siglas en inglés) para exigirle a la agencia, la cual era “dueña” legal de Yupik, que interviniera a su favor y le permitiera ser trasladada a un establecimiento respetable donde pudiera caminar, buscar comida y recibir el cuidado veterinario que tanto necesitaba. El FWS no respetó la ley, y ahora es muy tarde.
En primer lugar, Yupik no debió de estar en un zoológico. Por favor, niégate a pasar un par de horas en un lugar donde los animales languidecerán en una interminable miseria después de que te hayas ido a casa. En cambio, explícale a tus hijos por qué tu familia no apoya a los crueles zoológicos.
COMPROMÉTETE A NUNCA IR A UN ZOOLÓGICO
Escrito por Paula Moore
