El Salvador se ha unido a una larga lista de países sudamericanos (incluyendo Bolivia, Colombia, Paraguay y Perú) que han prohibido el uso de los animales en los circos. Además, los legisladores de El Salvador reforzaron la ley para contener el tráfico de fauna silvestre en el país.
Los animales en los circos pasan la mayoría de sus vidas encadenados y en jaulas, arrastrados en camiones de un lugar a otro. Son controlados a través del dolor y del miedo. Los adiestradores golpean a los elefantes con palos con ganchos de acero filosos en sus extremos, y los tigres son flagelados para que obedezcan.
A pesar de que algunas ciudades de los Estados Unidos impusieron prohibiciones o restricciones a la actuación de animales, el gobierno federal debería seguir estos ejemplos sudamericanos y poner fin a la crueldad de los circos de una vez por todas.