La serie de Netflix, Painkiller, protagonizada por Matthew Broderick, Uzo Aduba y Taylor Kitsch, cuenta la historia de la creación y comercialización del poderoso opioide OxyContin y las muertes humanas que provocó. Pero los humanos que se han vuelto adictos a la droga no son sus únicas víctimas.
Hace años, un investigador encubierto de PETA trabajó en un laboratorio donde trabajadores obligaban a beagles a ingerir OxyContin, a pesar de que ya había estado en el mercado durante décadas. El video de nuestro testigo muestra perros jadeando y babeando, lo que puede indicar ansiedad o náuseas o ser una señal de que un perro ha ingerido una toxina o veneno, mientras están encerrados en jaulas de metal con pisos de listones duros. Un clip muestra a un perro claramente angustiado, babeando abundantemente. Los experimentadores aparentemente ignoran su malestar.
Pruebas en animales como estas continúan hoy en día.
Según el sitio web OxyContin, el medicamento “expone a los pacientes y otros usuarios a los riesgos de adicción, abuso y uso indebido de opioides, lo que puede provocar una sobredosis y la muerte”. Los opiáceos pueden provocar que los animales se desorienten, vomiten y pierdan la coordinación, o incluso que mueran por una sedación grave y un paro respiratorio.
Ya sabemos que OxyContin puede ser peligroso para los humanos y otros animales, y los estudios muestran que los experimentos en una especie frecuentemente no logran predecir los resultados en otra. Incluso los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), el mayor financiador de experimentos en animales del mundo, reconoce que el 95 % de todos los medicamentos que han demostrado ser “seguros y eficaces” en pruebas en animales fracasan en ensayos humanos. Sin embargo, casi la mitad del presupuesto anual de los NIH se asigna a experimentos en animales, lo que equivale a 19 mil millones de dólares desperdiciados anualmente.
Miles de millones de animales usados en experimentos para todo, desde productos farmacéuticos hasta frutas (sí, de verdad) languidecen y sufren mientras están encerrados fuera de la vista del público. Experimentan dolor y se sienten solos. Lo único que pueden hacer es sentarse y esperar con miedo el próximo procedimiento aterrador, mientras sus gritos quedan desatendidos. La mayoría no saldrá con vida.
No obstante, los beagles en el video de PETA sí lo hicieron, porque los rescatamos a todos. Los perros se recuperaron de la adicción forzada y dejaron atrás jaulas inhóspitas para vivir una nueva vida con familias que los aman y los tratan con respeto. Estamos decididos a sacar a todos los animales de los laboratorios.
Existe una manera mejor
El Acuerdo de Modernización de la Investigación, creado por científicos de PETA, traza un plan para poner fin a los experimentos inútiles en todos los animales y muestra por qué debemos implementar investigaciones relevantes para los humanos en lugar de otros métodos que simplemente no funcionan.
Involúcrate
Envía un e-mail respetuoso a tus legisladores solicitándoles que exijan que los NIH y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. financien investigaciones que usen únicamente técnicas modernas sin animales para desarrollar nuevos medicamentos y otras terapias.