A un traficante de tortugas en Hampton, Virginia, le cerraron su operación, se declaró culpable de delitos contra la fauna silvestre y fue sancionado por un juez.
Leon Vinston se declaró culpable de dos cargos por ofrecer animales silvestres para la venta y un juez de un tribunal de circuito lo sentenció a 30 días de prisión (en suspenso) y dos años de libertad condicional en caso de que buscara traficar animales silvestres nuevamente. La condena fue posterior a una investigación llevada a cabo por el Departamento de Caza y Pesca Continental de Virginia. Los testigos de PETA visitaron la operación de Vinston en agosto de 2018 tras descubrir un anuncio publicado en Craigslist indicando que vendía “Grandes tortugas pintadas para estanque o acuario grande” por $300 dólares, y les proporcionamos a las autoridades el video del testigo.
Vinston les mostró a los testigos más de 40 tortugas que tenía en cautiverio para vender, como las llamadas tortugas pintadas y las tortugas apestosas, y también las de orejas rojas y de panza amarilla. Estaban apiñadas en estrechos tanques en su casa y muchas solo tenían una pequeña cantidad de agua muy sucia para poder nadar y beber. Admitió que el agua del tanque “no estaba muy bien” y que tenía “demasiadas”.
Vinston incorrectamente les dijo a los visitantes que la temperatura del agua “no importa realmente” cuando en realidad puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para las tortugas. Al sacar a los animales de sus tanques, señaló: “Son mayormente acuáticas, por lo que se agitan al sacarlas del agua”. Y sin embargo siguió sacándolas, e incluso sostuvo a una patas arriba.
El traficante reconoció que había “perdido a un par”, y luego las había “encontrado de golpe”, diciendo “Les sorprendería lo fácil que es perder una”.
Atrapar tortugas silvestres en redes, como Vinston admitió que hizo, pone la salud y seguridad de las tortugas en riesgo, y tratar de venderlas es un delito en Virginia. Además, las tortugas pueden portar salmonela potencialmente mortal, que es fácilmente transmisible a humanos. Con su negocio ahora cerrado, claramente se han salvado muchas vidas de animales, y probablemente muchas humanas también.
Las tortugas en la naturaleza nadan, toman sol y buscan alimento. Pero en cautiverio, estos animales, cuya expectativa de vida puede alcanzar décadas, quizá vivan solo unos pocos meses debido al estrés. Las investigaciones de PETA han puesto al descubierto un abuso rampante a las tortugas y a todos los otros animales pequeños usados por la industria de mascotas. Si decides adoptar una tortuga como animal de compañía, rescata a una que lo necesite en un refugio, y nunca compres a un criadero, a un comerciante o tienda de mascotas.