A pesar de tener fiebre -uno de los síntomas de la COVID-19, Annie Grant, de 55 años, recibió órdenes de sus superiores de regresar al trabajo en un matadero de Tyson en Camilla, Georgia. “Mi mamá dijo que el tipo de la planta dijo que tenían que trabajar para alimentar a Estados Unidos. Pero mi mamá estaba enferma”, dijo Willie Martin, uno de los hijos de Grant. Si bien sus hijos le suplicaron que se quedara en casa, Grant regresó a trabajar. Días después, tras pasar más de una semana con un respirador, murió.
LOS MATADEROS NO SOLO COBRAN VIDAS DE POLLOS, VACAS Y OVEJAS, ESTÁN MATANDO A TRABAJADORES TAMBIÉN.
Cientos de trabajadores de mataderos, si no más, han dado positivo al nuevo coronavirus. A pesar de las perturbadoras estadísticas, muchas operaciones de matanza y empaquetado de animales se mantienen activas.
“¿Cuántos más deberán pelear por su vida, cuántas familias más deberán sufrir antes de que se den cuenta de que somos más importantes que su producción?” preguntó Tanisha Isom, compañera de trabajo de Grant.
Los mataderos y otras operaciones de matanza de animales -abarrotados de humanos, animales vivos y carne sangrienta, con un inquietante parecido a los “mercados húmedos”- deberían usar el sentido común y tomar la decisión de cerrar (y permanecer cerrados incluso una vez que la crisis por el COVID-19 disminuya) antes de que alguien más, humano o animal, sea matado.
Actualización: 6 de abril de 2020
Lo dijimos hace unas semanas: mientras las compañías cárnicas sigan poniendo en peligro a humanos y a otros animales, es cuestión de cuándo -y no si- el próximo trabajador se infectará. La semana pasada, ese cuándo se transformó en ahora. Después de que 10 trabajadores de una planta empacadora de carne de JBS en Colorado dieron positivo al COVID-19, alrededor de 1.000 empleados -cansados de tener que trabajar en condiciones de suciedad y hacinamiento (sin equipamiento de protección), y privados del subsidio por enfermedad por hacer cuarentena voluntaria- abandonaron el trabajo.
“La gente trabaja prácticamente codo a codo. No se cumple con el distanciamiento de 6 pies aquí”, señaló el representante del sindicato de empleados, acerca de las condiciones de trabajo en el matadero.
Incluso antes de la crisis del coronavirus, trabajar en un piso de matanza era un trabajo peligroso, sucio y sin futuro. Los mataderos son espacios sucios e insalubres, que, como de costumbre, demuestran tanta preocupación por sus empleados como por los animales allí asesinados. A menudo, obligan al personal a mantener el ritmo de matanza y soportar prácticas poco éticas y repugnantes. Muchos terminan con problemas mentales, incluso con ideas suicidas, y los registros de seguridad laboral indican que los empleados de los mataderos de EE.UU. tienen tres veces más probabilidad de padecer lesiones graves que el trabajador estadounidense promedio. Como si todo esto fuera poco, ahora también deben preocuparse por la posibilidad de infectarse con COVID-19.
Para poder darles a los trabajadores de mataderos que abandonaron sus trabajos la posibilidad de reinventarse a sí mismos, PETA ha ofrecido cubrir el costo de su capacitación en el campo placentero y no violento de los arreglos florales.
ESTAMOS FELICES DE AYUDAR A LOS INCIPIENTES DISEÑADORES FLORALES A HUIR DE LA INDUSTRIA DE LA CARNE POR EL BIEN DE LOS ANIMALES Y DE SU PROPIA SALUD MENTAL.
Si quieres evitar los virus de la gripe y otros patógenos, sé vegano. La industria de la carne probablemente no cambie, pero nosotros sí podemos, simplemente eligiendo lo que ponemos en nuestros platos.
Publicado originalmente el 26 de marzo de 2020
Mientras la trayectoria de la pandemia de COVID-19 permanece impredecible, una cosa si es segura: a menos que se cierren, los mataderos y otros negocios de matanza de animales, en las que prosperan virus peligrosos y otros patógenos transmitidos por animales, continuarán poniendo a todos en un gran riesgo. Entre las personas más expuestas están los empleados de los mataderos.
El lunes, un trabajador de Sanderson Farms (uno de los mayores productores de pollo en EE. UU.) en McComb, Mississippi, presuntamente dio positivo a COVID-19, una enfermedad que, supuestamente, ha sido rastreada en otros animales que fueron confinados, transportados, asesinados y consumidos. Sanderson Farms planea continuar empacando pollos muertos (pollos, que disfrutan tomando el sol tanto como un humano) en su matadero de McComb y distribuyendo su carne a los supermercados de todo el país.
Sanderson Farms no es la única procesadora de carne con problemas relacionados con el coronavirus. El mismo día que un trabajador de un matadero en McComb dio positivo a COVID-19, los trabajadores de Perdue Farms en Kathleen, Georgia, llamaron a huelga por sus crecientes preocupaciones.
“No estamos recibiendo nada, ningún tipo de compensación, ni nada, ni siquiera higiene, ni pago extra, nada. Estamos aquí arriesgando nuestras vidas por el pollo”, dijo la empleada de Perdue, Kendaliyn Granville.
Granville y otros trabajadores de Perdue dijeron que se sienten inseguros en la planta, trabajando cerca de personas que pueden haber estado expuestas al coronavirus.
No sorprende, en realidad, que los mataderos no estén dando prioridad al bienestar de sus empleados (o del público), incluso durante estos momentos de angustia. Las condiciones de trabajo, riesgosas y antihigiénicas, de estas horribles instalaciones no son nada nuevo. Pero en una industria en la que “los permisos por enfermedad son raros e incluso las pausas para ir al baño se consideran privilegios”, los empleados a menudo sienten que no les queda más remedio que aguantar.
Las granjas sucias, los mataderos y los mercados de carne amenazan la salud de los trabajadores y de todos los seres humanos del planeta al proporcionar un caldo de cultivo para enfermedades como la COVID-19, el SARS, la gripe aviar y la gripe porcina. Cassandra Willyard, en un artículo de Nature.com de septiembre de 2019, incluso predijo este nuevo coronavirus casi con exactitud:
Las granjas modernas son particularmente vulnerables a la devastación por influenza. … Pero hay un temor aún mayor: que estos virus, siempre cambiantes, originen la próxima pandemia humana.
No podemos culpar simplemente a los mercados húmedos y al comercio de vida silvestre en Asia, porque uno de los animales más comúnmente vinculados con brotes virales en humanos es el pollo. Y Estados Unidos alberga granjas (como Perdue) donde los pollos son amontonados en pequeñas jaulas, y mataderos (como Sanderson) donde son asesinados en pisos cubiertos de sangre, orina y otros fluidos corporales. Esto está pasándole a los pollos, que experimentan movimientos oculares rápidos (MOR), lo que significa que sueñan, igual que nosotros los humanos.
Por el bien de todos, y por sentido común, estos nocivos negocios deberían cerrar, sí, incluso después de que pase la crisis del coronavirus.
Aún sin su vinculación con el coronavirus, la carne es uno de los productos más dañinos, obtenido con mayor crueldad, que podrías consumir. La ingesta de carne se ha relacionado de manera concluyente con enfermedades cardíacas, cáncer, obesidad y otros problemas de salud, y según las Naciones Unidas, la producción animal es responsable de casi una quinta parte de la emisión de gases de efecto invernadero inducidas por el hombre. Pero cada persona que se hace vegana no solo ayuda a combatir el cambio climático, sino que también salva la vida de casi 200 animales al año, quienes igual que nosotros, no quieren ser asesinados. No esperes al COVID-20: olvida la carne del congelador y hazte vegano ahora:
Prepárate para emergencias con alimentos y provisiones veganasHaz clic en los enlaces a continuación para instar a otros a tomar en serio la vinculación entre la carne y la COVID-19:
¡Dile a la OMS que los mortales mercados con animales vivos deben cerrar!