Mucha gente tiene buenas intenciones cuando van de vacaciones a visitar parques que permiten nadar con delfines. En muchas ciudades costeras de Latinoamérica, las atracciones turísticas incluyen a animales en cautiverio, los visitantes a menudo no están conscientes de la crueldad que están apoyando al financiar atracciones como el nado con delfines. Lo que es más, mucha gente cree que al visitarlos, están ayudando a los animales.
Pero si supieran la verdad detrás de la sonrisa del animal, se arrepentirían de apoyar esa crueldad.
A veces, los delfines son atrapados ilegalmente y vendidos a parques de todo el mundo.
Los delfines son arrancados de sus familias en la naturaleza, inclusive los bebés, quienes normalmente permanecerían con sus madres de tres a seis años.
Muchos de los delfines considerados “menos atractivos”, y por tanto menos redituables, son asesinados durante su captura y vendidos como carne a consumidores que no saben con certeza qué están comprando.
En la naturaleza los delfines nadan hasta 60 millas al día, pero en cautiverio, son confinados a albercas de concreto con agua tratada con químicos. Esto es especialmente traumático para ellos ya que ellos se comunican a través de ondas ultrasónicas.
Algunos animales son confinados a pequeños corrales acuáticos en el mar, lo cual les da a los turistas, una falsa impresión de que están viviendo en su hábitat natural. Pero aun cuando estos enclaustres no están llenos de aguas tratadas con químicos, los delfines permanecen confinados en espacios que son sólo una fracción del territorio que recorren en la naturaleza. A menudo son resguardados en grupos que son incompatibles, y dado que el espacio es tan pequeño, no tienen forma de escapar en caso de conflicto.
Los delfines que se encuentran en cautiverio desarrollan condiciones dolorosas, como úlceras estomacales, y hasta mueren prematuramente debido al estrés.
Muchas enfermedades son transmisibles de delfines a humanos, incluyendo condiciones virales, hongos e infecciones bacterianas como la salmonelosis. Los humanos también han sido heridos por mordidas o accidentes que causan fracturas óseas durante el nado con delfines.
Inclusive en las mejores circunstancias, los parques marinos, zoológicos y otras atracciones turísticas con animales, no pueden replicar el hábitat natural que tienen estos animales en la vida silvestre. El dinero que los visitantes gastan para pagar por boletos, financia la esclavitud y el mercado de animales, no los rescata ni apoya su “rehabilitación”. Por favor, nunca pagues por acudir a estos crueles espectáculos ni participes en programas de “nado con delfines”.