No lo neguemos. Comer fluidos y partes de animales es asqueroso. Toda la vida nos hemos dejado engañar por las empresas que nos venden estos repugnantes “alimentos”. La industria gasta millones inventando e innovando en términos para productos que, si llamáramos por su nombre, no comeríamos bajo ninguna circunstancia.
Seamos honestos.
La ternera en realidad es carne de bebé, sin ningún nutriente.
Los becerros que nacen en la industria de la leche viven una corta y mísera existencia. Son encadenados dentro de jaulas o cámaras y se les alimenta a partir de una dieta baja en hierro, lo cual los mantiene anémicos antes de ser sacrificados.
Foie gras es un órgano infectado
No nos debería tomar por sorpresa, considerando el hecho de que “foie gras” en realidad significa “hígado graso” en francés. Para crear este repugnante producto, patos y gansos son alimentados en exceso y a la fuerza, hasta que sus hígados engordan de manera tal, que les resulta doloroso hasta respirar. Los patos utilizados en la industria del Foie Gras, normalmente tienen bebés entre las 8 y 10 semanas de edad, cuando inicia su forzada alimentación.
No hay nada gracioso en la forma en que estas aves son empaladas con tubos por la garganta, o la manera en que se sacuden de terror en su intento por combatir las sesiones de alimentación forzada –todo esto aunado a las condiciones inmundas y hacinadas en las que son forzadas a subsistir. La idea de pagar más de $100 dólares por comer un pedazo del hígado infectado de estas aves es absurdo.
El huevo es producto de la menstruación de la gallina.
© iStock.com/neneos
Al poner un huevo, la gallina está terminando su ciclo de ovulación. Si no exprimirías una toalla femenina hasta producir un omelette, no tiene sentido entonces, cocinar el resultado de la ovulación de una gallina y comerlo para el desayuno tampoco.
A muchos nos daría asco el tan solo pensar en comer cualquier secreción producto de la ovulación femenina. Todos los que están en contra de la explotación –especialmente- de la mujer, deben saber que cada año, miles de millones de gallinas son hacinadas en diminutas celdas, negadas de todo lo que les es natural e importante, mutiladas sin ningún anestésico y negadas de la oportunidad de criar a sus pequeños.
Si eso no te causa un nudo en el estómago, considera que cada año, millones de polluelos machos, son asesinados; normalmente, triturados en una máquina de alta velocidad, y sofocados dentro de bolsas de basura, puesto que son inútiles e innecesarios para la industria del huevo.
Las abejas son esclavizadas y te estás comiendo su vómito.
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Las abejas recolectan y usan néctar para hacer miel, la cual les provee de nutrientes. Una sola abeja trabajadora, puede llegar a visitar hasta 10,000 flores en un día, y a lo largo de su vida, producir tan solo una cucharada de miel.
Estos diminutos animalitos, son criadas en granjas, del mismo modo en que se crían gallinas, cerdos y vacas. A las abejas se les alimenta del agua y azúcar estrictamente necesarias para garantizar la producción de miel –todo para que el producto final de su trabajo les sea arrebatado.
Para hacer miel, el néctar de una planta es extraído a través de la lengua de una abeja, y almacenado en su segundo estómago, en el cual se mezcla con encimas. Cuando la abeja regresa a la colmena, vomita el líquido dentro de la boca de otra abeja. Esta abeja, a su vez, lo vomitará en la boca de otra, y así sucesivamente, hasta que finalmente, el néctar sea depositado en un panal.
Sip, es vómito de abeja.
La leche es el producto de la lactancia de una víctima de violación.
Como todos los mamíferos, las vacas producen leche únicamente durante y después del embarazo. Es decir que alrededor de cada nueve meses, las vacas en granjas de leche, son embarazadas a la fuerza para asegurar la producción de leche. Las vacas son sujetadas en lo que los mismos productores llaman “Estante de violación”, sobre el cual son inseminadas con instrumentos e insertando en sus vaginas y anos un antebrazo entero.
Y aunque debiese sonar obvio, es más que irónico que los humanos esclavicen vacas, las rellenen de antibióticos y hormonas, maten a su descendencia, y las violen una y otra vez, solo para que podamos consumir un líquido que proviene de sus ubres infectadas, y que, además es malísimo para la salud del humano. Todo el proceso resulta un tanto bizarro.
Además, las vacas en las granjas de leche son, por lo regular, sacrificadas para consumir su carne cuando su producción de leche está en declive. Sus bebés son explotados y torturados para producir ternera.
Cuando te repongas del shock que supone conocer lo que estos productos son en realidad, ¿Quieres probar el estilo de vida vegano?
En vez de huevos de gallina, usa alguno de los suplementos de huevo que existen en el mercado, o tofu revuelto. Reemplaza la miel de abeja por productos no derivados de animales como el agave o la miel de maple, o por Bee Free Honee. En lugar de leche de animales, bebe leche de almendra, de soya, de arroz, de avena o de coco. Todas estas opciones son libres de colesterol y crueldad. Si quieres volverte vegano, no lastimarás animales en el proceso de alimentarte.
Con tantas deliciosas opciones veganas, ¡nunca mirarás atrás!