Actualización: 5 de mayo de 2022
El corazón que le robaron a un cerdo modificado genéticamente y luego lo trasplantaron a David Bennett Sr. (el primer ser humano que recibió un corazón de cerdo en el mundo) estaba infectado con citomegalovirus porcino, y esto resalta lo que PETA ha siempre dicho: el riesgo de transmitir virus que se originaron en animales a través de xenotrasplantes es real y un verdadero asesino. A medida que el mundo deja atrás la pandemia de COVID-19, que ha causado 1 millón de muertes tan solo en EE.UU., el público tiene poco apetito por los remiendos insensatos y propensos al disparate de los experimentadores que derrochan vidas, tiempo y dinero, al tiempo que exponen potencialmente al público a nuevos virus que mutan a medida que saltan de una especie a otra. Las leyes de consentimiento presunto y las medidas preventivas de salud salvarían más vidas que estas cirugías acaparadoras de titulares. El xenotrasplante debería ser relegado al basurero de los proyectos vanidosos arrogantes y especistas que dañan más de lo que ayudan.
Actualización: 16 de marzo de 2022
David Bennett, un hombre cuyo corazón fue reemplazado por el corazón de un cerdo hace dos meses, ha muerto. La idea de que esta cirugía fue revolucionaria es una patraña. Hablar de tales procedimientos como si no fueran crueles (para los animales y los humanos que esperan órganos) perpetúa el mito de que los xenotrasplantes algún día servirán. Las leyes de presunción de consentimiento y las medidas preventivas de salud salvarán más vidas que estas cirugías acaparadoras de titulares.
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Los informes sobre los primeros trasplantes de corazón y riñón de cerdos modificados genéticamente a humanos deberían servir como recordatorio de que los trasplantes de animales a humanos no son éticos, son peligrosos y representan un tremendo derroche de recursos que podrían usarse para financiar investigaciones que realmente podrían ayudar a los humanos. El riesgo de transmisión de virus desconocidos durante dichos procedimientos es real y, en tiempos de pandemia, debería ser suficiente para poner fin a estos estudios para siempre. Los animales no son cobertizos de herramientas para disponer de ellos, son individuos complejos e inteligentes.
Los cerdos, por ejemplo, se comunican usando oinks, gruñidos o chillidos específicos cuando intentan cortejar a una pareja o expresar hambre, y las madres cerdas les cantan a sus bebés mientras amamantan, al igual que muchas madres humanas. Lo único correcto –y la opción más saludable para los humanos– es dejar en paz a los cerdos y otros seres vivos con sentimientos, y buscar curas a través de la ciencia moderna.
Actualización: 11 de enero de 2022
Reportes sobre el primer trasplante de corazón de un cerdo genéticamente modificado a un humano debería ser un recordatorio de que los trasplantes de animales a humanos son poco éticos, peligrosos y un tremendo despilfarro de recursos que podrían utilizarse para financiar investigaciones que realmente podrían ayudar a los humanos. El riesgo de transmisión de virus desconocidos en tales procedimientos es real, y, en tiempos de pandemia, debería ser motivo suficiente para acabar con estos estudios para siempre. Los animales no son cajas de herramientas que podemos disponer a nuestro antojo, son individuos complejos e inteligentes. Los cerdos, por ejemplo, se comunican usando gruñidos, resoplidos o chillidos específicos cuando quieren atraer a una pareja o expresar hambre, y las madres cerdas les cantan a sus bebés mientras amamantan, igual que hacen muchas madres humanas. La única acción correcta –y la más saludable para los humanos– es dejar a los cerdos y demás seres vivos y con sentimientos en paz, y buscar curas utilizando ciencia moderna. Y para los pacientes que esperan con desesperación por órganos, las leyes de consentimiento presunto podrían lograr que los órganos humanos estén mucho más disponibles.
Publicado originalmente el 21 de octubre de 2021:
Los recientes reportes de prensa sobre un riñón de cerdo “trasplantado” en un paciente humano son engañosos y peligrosos. Y esta es la razón: los humanos no tenemos derecho a robarles los órganos a otros seres sintientes para nuestro propio beneficio. Tampoco los necesitamos. Los cerdos no son piezas de repuesto y nunca deberían usarse como tales solo porque los humanos son demasiado egoístas como para donar partes de sus cuerpos a pacientes desesperados por trasplantes de órganos.
▶ El trasplante de un riñón de cerdo a un ser humano es algo histórico que podría ayudar a aliviar la grave escasez de órganos para estos procesos. https://t.co/jaSrx8uCDL
— CNN en Español (@CNNEE) October 22, 2021
¿Qué es el xenotrasplante? ¿Qué tan malo es para los humanos y otros animales?
El xenotrasplante (la ciencia estilo frankenstein de trasplantar órganos de una especie a otra) no es más que un proyecto vanidoso que busca obtener titulares de prensa sensacionalistas.
Las noticias sobre el último recurso publicitario de xenotrasplantes a menudo engañan a los lectores sin decirles la verdad detrás de este llamado procedimiento de “trasplante”.
Los experimentadores usaron un paciente con muerte cerebral que estaba conectado a un respirador, no una persona con enfermedad renal. Y unieron el riñón del cerdo a través de los vasos sanguíneos por fuera del cuerpo del paciente, donde permaneció apenas 54 horas.
Los cerdos y otros animales usados para el xenotrasplante son genéticamente modificados y sometidos a toda una vida de confinamiento y a procedimientos casi inimaginablemente dolorosos antes de ser asesinados, todo esto sin su consentimiento.
Incluso antes de la pandemia de COVID-19, los expertos en salud pública (incluido un investigador de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades e investigadores de la Organización Mundial de la Salud) expresaron su preocupación por el potencial de propagación de patógenos zoonóticos y otros patógenos infecciosos que tienen los xenotrasplantes. ¿Qué dijeron? Advirtieron que estos trasplantes son peligrosos para los humanos, ya que los cerdos son portadores de virus y otros patógenos infecciosos que podrían introducirse en las poblaciones humanas. Al tratar el problema de escasez de órganos donados para satisfacer las necesidades humanas, algunos expertos también han señalado los altos riesgos para la salud pública del uso de órganos de otras especies en comparación con el riesgo cero para la salud pública que implica la realización de simples cambios de políticas que apunten a incrementar las donaciones de órganos.
Desde una perspectiva ética, PETA siempre se ha opuesto al uso de animales como almacenes de repuestos.
Pero estas preocupaciones surgieron después de que un informante de la Universidad de Alabama–Birmingham compartiera informes preocupantes de que los babuinos fueron sometidos a trasplantes de riñón y corazón agonizantes usando órganos de cerdos.
Otro informante filtró protocolos a PETA provenientes de la Universidad de Columbia, documentando que los babuinos y macacos estaban enjaulados solos, eran sometidos a varias cirugías importantes de supervivencia, numerosas biopsias y extracciones de sangre reiteradas. En algunos experimentos mantenían con vida a los animales de Columbia hasta 360 días después del trasplante y finalmente los asesinaban. Los experimentadores enumeraron estos posibles efectos colaterales: síntomas gastrointestinales graves, fuerte diarrea, dolor abdominal, náuseas, vómitos, anemia, pérdida de peso, enfermedad viral intratable, bacteriemia, infección grave, dolor sin alivio, sangrado incontrolable y erupción maculopapular.
Finalmente, estos y todos los demás trasplantes de órganos de animales a humanos han fracasado.
La mejor esperanza sigue siendo los órganos humanos, y las leyes de consentimiento presunto proporcionarían suficientes órganos para ayudar a las personas que necesitan un trasplante.
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