Los elefantes deben moverse, caminan millas entre los pastizales sobre terrenos suaves mientras hacen sus tareas del día a día. Durante 47 años, Karen, una elefanta cautiva en el circo Ringling Bros. y Barnum & Bailey, vivió una realidad muy distinta: de pie sobre concreto, cubierta en orines y heces durante horas, golpeada y obligada a caminar a través de calles de asfalto desde el vagón de tren hasta la arena.
Karen era tan solo una bebé cuando hace casi medio siglo la separaron de su madre y familiares en Tailandia. La transportaron alrededor del mundo y la vendieron a Ringling Bros. Desde entonces, no conoció nada excepto sufrimiento.
Resultó positiva en sus pruebas de anticuerpos para la Tuberculosis en el 2010 y le prohibieron entrar a Tenessee. Desde 1997, la elefanta enferma ha sufrido de una cojera tan severa que le han administrado medicamentos anti inflamatorios que se utilizan para tratar artritis y enfermedades degenerativas de las articulaciones. No obstante, la obligaron a viajar con la Blue Unit de Ringling Bros. La encadenaban durante horas y la transportaban en un apestoso y sucio vagón de un espectáculo a otro. Se mecía de un lado a otro casi sin parar, un signo de estrés psicológico.
Se ha reportado que han golpeado a Karen violentamente con un bullhook, un arma filosa y punzante que se asemeja a un atizador de chimenea, y le han fracturado su cola. No es sorprendente entonces, que esta elefanta atormentada haya sido agresiva con los humanos, y ha pagado un precio muy caro por ello. Tiene cicatrices en la quijada, porque un cuidador de Ringling la golpeó tan fuerte con un bullhook que no podía desencajarlo.
El año pasado, después de que Ringling se comprometió a eliminar a los elefantes de sus actos para mayo del 2016, a Karen la “retiraron” al mal llamado “Centro de Conservación de Elefantes” (Center for Elephant Conservation) en Florida. Mientras que para ella el cambio fue positivo al de la vida de estrés y daño físico cuando estaba de gira, la vida en estas instalaciones no es ningún cuento de hadas para los animales. Según un reporte completo de PETA, a los elefantes en el CEC (por sus siglas en inglés) los encadenan a diario, los someten a métodos violentísimos de entrenamiento y los privan de oportunidades para socializar, además, los obligan a reproducirse.
En su hábitat natural, los elefantes permanecen activos hasta por 18 horas al día, recorriendo pastizales en busca de comida, socializando, tomando baños de tierra y explorando sus entornos de cientos de millas. En el CEC, a las hembras las mantienen en grupos sociales antinaturalmente pequeños, mientras que los machos los aíslan encerrados tras las rejas. Sin el espacio adecuado para moverse, son propensos a sufrir de artritis y enfermedades en los pies, ambos males pueden ser mortales.
Pero incluso el supuesto “retiro” de Karen no duró mucho. En agosto del 2016 la llevaron al zoológico de San Antonio para exhibirla.
Los compañeros de Karen necesitan tu ayuda
Gracias a todas las personas que han sostenido un cartel de protesta, repartieron volantes, escribieron cartas, compartieron videos, llamaron a legisladores, hablaron con familiares y fueron parte de una incansable lucha por la libertad de los animales. La caída de Ringling no habría sido posible sin ustedes.
Pero aún queda mucho trabajo por hacer. Todavía utilizan a elefantes como Karen en los circos del país, y necesitan de tu ayuda. Dile a Carson & Barnes, Garden Bros., y a UniverSoul que den fin a los crueles actos con animales, y haz clic en el botón a continuación para comprometerte a nunca ir a un circo que use animales. Por favor, ¡alza la voz!, por Karen y por todos los animales que sufren maltrato en la industria del entretenimiento.