¿Qué podríamos obtener de los experimentos de la Universidad de Virginia (UVA) en los cuales, parejas de animales son cosidas juntas e infectadas deliberadamente, causándoles una muerte agonizante? Absolutamente nada.
No solo nos creas a nosotros. El instituto nacional de salud de EE.UU. (NIH), la misma agencia que financia estos disparates, ha calificado los experimentos como “de valor nulo para la medicina humana”.
Según reporta un artículo publicado recientemente en un diario de ciencia, los experimentadores de la UVA, unieron a ratones quirúrgicamente en parejas (un ratón fue modificado genéticamente para producir un antioxidante en mayores cantidades que su pareja). En este procedimiento traumático (cuyo primer intento fue hecho en 1864) los experimentadores empezaron por hacer una incisión en la piel de cada ratón, desde el codo hasta la rodilla (casi la mitad de la longitud de todo su cuerpo). Después suturaron sus codos y rodillas juntos, pinchando nervios que transmiten dolor y afectan el movimiento en esas áreas tan sensibles.
Este procedimiento (captado en el video), en el cual dos ratones son unidos quirúrgicamente para que compartan un torrente sanguíneo, se llevó a cabo en la Universidad de California, Los Ángeles. Un procedimiento similar fue llevado a cabo en los experimentos en ratones de la UVA.
Una vez que los ratones despertaron de la anestesia, se les administró un deplorablemente inadecuado medicamento para el dolor. Como consecuencia, probablemente sufrieran dolor de manera inmediata y hasta el momento de sus muertes. También tenían muy poco control sobre su ambiente y movilidad y nada positivo resultó del trauma que acababan de soportar. Esta experiencia de pesadilla sacó a flote un comportamiento agresivo en los ratones, quienes por lo regular no son seres violentos. Estos animales, sin lugar a dudas, vivieron momentos de confusión, frustración, miedo y ansiedad.
Después de forzarlos a vivir así durante un mes, los experimentadores les causaron una severa infección. Ésta, a su vez, causó sepsis, una condición grave en la que el cuerpo se ataca así mismo, produciendo síntomas como dolor corporal, fiebre, escalofríos, dificultad para respirar y colapso de órganos.
Los experimentadores de la UVA cortaron la piel de la espalda de los animales, les hicieron hoyos y toquetearon el área, introduciendo una ventanilla en la que podían observar la circulación sanguínea. Los ratones sufrieron una muerte prolongada, languidecieron cerca de cuatro días.
Sabemos de hecho, que esta fue una enorme pérdida de tiempo, dinero y desperdicio de vidas. En el 2013, un estudio financiado por el NIH (la entidad pública que financia experimentos biomédicos, más grande del mundo) encontró que los resultados de los experimentos de sepsis en ratones, no aplican en humanos, porque las condiciones no son las mismas.
Tras leer sobre el estudio, el Dr. Francis Collins (director del NIH) lamentó la “pérdida de décadas de investigación y billones de dólares” en el desarrollo de 150 drogas que trataron exitosamente la sepsis en ratones pero fallaron en humanos.
Pero por razones que la lógica no alcanza a entender y que tienen cero ética, el NIH continúa financiando más de 200 estudios de sepsis en ratones.
Desde el 2015, se gastaron más de $300,000 dólares tan sólo en el estudio de la UVA. Ese dinero procede de los impuestos ciudadanos, lo cual es un insulto y un atropello a los seres sintientes que son sometidos a estos experimentos obsoletos de “Franken-ciencia”.
Tú puedes ayudar a los ratones que sufren en experimentos de sepsis pidiéndole al NIH que deje de financiar esta mala práctica, inmediatamente,
Exige que se enfoquen en métodos científicos del siglo 21 como los “chips de tejidos” (órganos miniatura en 3D que son hechos con células humanas) que ofrecen una esperanza para desarrollar tratamientos tangibles y desechar estos experimentos fenomenalmente caros y crueles con los animales.