Escrito por Alisa Mullins
La jaula se encontraba tirada boca abajo sobre la nieve en el bosque. Es un milagro que alguien la encontrara, y sobre todo que tuviera la curiosidad de acercarse para verla de cerca. Dentro estaba el cuerpo de un cachorro llamado Charlie, acurrucado en posición fetal. Alguien había encerrado al cachorro en la jaula y simplemente se alejó – sin escuchar sus ladridos ni quejidos. La jaula estaba tan lejos del camino transitado que el cuerpo de Charlie no fue encontrado hasta tres meses y medio después de que fue abandonado.
¿Quién haría tal cosa?
Las autoridades rastrearon al autor – Matthew Scott Stone, un residente del condado de Tioga, Pennsylvania, – y lo acusaron de crueldad hacia los animales. PETA escribió al fiscal de distrito y le instó a procesar a Stone con el máximo rigor permitido por la ley. “Charlie sufrió terriblemente al morir lentamente de hambre solo en el bosque”, escribió el Director de PETA Martin Mersereau, “y es indispensable que este maltratador de animales responda a este horrendo crimen”. Mersereau también instó a las autoridades a que le ordenen a Stone, en caso de ser declarado culpable, someterse a terapia sicológica “[d]ebido a la estrecha relación entre el maltrato animal y la violencia contra otros seres humanos”.
En la audiencia de sentencia de Stone el mes pasado, el fiscal le recordó al juez que Stone había “dejado al perro para que muriera”, llamando a sus acciones “maldad pura”. El juez estuvo de acuerdo y le impuso la condena más alta permitida por las directrices de la corte: un año de cárcel, un año de libertad condicional y una multa de $1.000, además de los gastos de la corte y el costo por realizar una necropsia a Charlie. A Stone también se le ordenó someterse a una evaluación de salud mental.
“Los perros dependen de los seres humanos para su cuidado. A cambio de ese amor y cuidado, un perro premia a sus guardianes con compañía y amor”, dijo el juez. “Lo qué es peor para este tribunal, es que haber tratado a un animal de esta manera representa una profunda insensibilidad y crueldad”.
Qué puedes hacer
Si alguna vez encuentras una bolsa, caja o jaula sospechosa, detente siempre y revísala. Los cachorros y gatitos son tirados a la basura con una frecuencia alarmante. El denominado movimiento “no-kill” no está ayudando: Los refugios que “no matan” a menudo rechazan a la gente cuando han alcanzado su capacidad máxima, llevando a las personas a recurrir a medios crueles para “deshacerse” de animales no deseados. Si tu refugio local es de los que “no matan” o está considerando convertirse en uno que “no mata”, por favor, ínstalo a que reconsidere su decisión y continúe aceptando a todos los animales necesitados.
