Détente un minuto y piensa en tu rutina de cada mañana. ¿Te enjabonaste en la regadera? ¿Te pusiste rímel en las pestañas? ¿Te pusiste desodorante mientras practicabas tu imitación del chico de Old Spice? Todas estas tareas diarias son tan rutinarias que difícilmente nos detenemos a pensar en ellas. Sin embargo deberíamos, porque los productos que compramos repercuten directamente en la vida de los animales alrededor de todo el mundo. En la industria de los cosméticos, el abuso es devastador.
Cada año, miles de compañías de cosméticos desean saber si sus nuevos productos irritarán la piel, causarán daño a los ojos o si resultarán tóxicos antes de lanzarlos al público. Existen muchas maneras de averiguar esto sin usar animales, incluyendo pruebas de producto en cultivos de piel y tejido y córneas de los bancos de ojos y utilizando modelos matemáticos computarizados. Pero muchas compañías no eligen la opción humana y como resultado de esto, cada año millones de animales son sometidos a tortuosos procedimientos para que estas compañías reciban sus ganancias.
Muchos productos de belleza también contienen ingredientes de origen animal, en ocasiones con nombres técnicos muy complicados con los cuales puedes no darte cuenta que se trata de ingredientes derivados de animales.
La mejor manera de detener a las compañías que realizan pruebas en animales es haciendo compras inteligentes. Saca tus productos de belleza y contesta las siguientes preguntas. Después continúa leyendo y averigua qué tan amigable es tu rutina de belleza.
1. ¿Alguno de tus productos contiene alguno de estos ingredientes?
2. ¿Tu producto tiene impresa la cara de un conejo o aparece en la lista de PETA de las compañías que NO hacen pruebas en animales?
3. ¿Tu producto pertenece a alguna de estas marcas?
Si contestaste “Sí” a la pregunta uno…
Tu producto contiene al menos un ingrediente de origen animal. Algunos ingredientes animales son obvios – el “aceite de tortuga marina”, por ejemplo, viene de tortugas marinas. Otros son un poco más alusivos: la “albúmina” viene de la clara de huevo. El “ámbar gris” viene del intestino de ballenas. El “cuajo” es una enzima del estómago del becerro. Para aprender más, visita la lista de PETA de ingredientes de origen animal.
Si contestaste “Sí” a la pregunta dos…
¡Buen trabajo! El conejo es el símbolo de felicidad que indica que el producto no fue probado en animales. Recuerda, sin embargo, que “no probado en animales” no significa que el producto esté libre de ingredientes de origen animal. Necesitarás cerciorarte revisando la lista de ingredientes.
Si contestaste “Sí” a la pregunta tres…
Estás apoyando a una compañía que realiza pruebas en animales. Desafortunadamente, aunque la experimentación con animales es salvaje y anticuada, muchas grandes compañías todavía lo hacen. Para averiguar cuáles compañías realizan pruebas en animales y cuáles no, visita la base de datos de PETA de compañías y productos libres de crueldad.
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¿Te sientes abrumado? No tienes que vaciar tu botiquín por haber cometido algunos errores involuntarios. Lo importante es tomar una buena decisión la próxima vez. Imprime la información de PETA y mantenla a la mano cuando vayas de compras.
¿Tienes más información para vivir sin crueldad? ¡Háznoslo saber en los comentarios!