A medida que la catástrofe climática aparece en los titulares todos los días, se examinan conceptos como “agricultura regenerativa” y otros métodos agrícolas “sostenibles”, pero ¿la agricultura regenerativa hace algo por los animales atormentados por la industria pecuaria?
¿Qué es la agricultura regenerativa?
La “agricultura regenerativa” es un término general para las prácticas agropecuarias y de pastoreo que tienen como objetivo crear cadenas de suministro sostenibles en los sistemas de producción de alimentos y ropa mediante la emisión de la menor cantidad posible de gases de efecto invernadero. Las técnicas agropecuarias típicas, como el arado y el pastoreo excesivo, obligan a demasiados animales a alimentarse en terrenos demasiado pequeños, dejan el suelo árido e infértil y liberan una gran cantidad de carbono en el aire.
Las técnicas de agricultura regenerativa, como la “labranza cero o siembra directa” y el “pastoreo holístico”, se centran en la recuperación de la materia orgánica alterando lo menos posible la vegetación natural y el suelo, pero cuando se trata de animales de granja, ¿estos métodos realmente marcan la diferencia?
¿Es la agricultura regenerativa mejor para los animales y el planeta?
No hay suficiente evidencia que sugiera que la agricultura regenerativa pueda hacer que los productos derivados de animales sean “sostenibles”, y la práctica no hace nada para prevenir la crueldad inconmensurable inherente a la explotación de los animales por sus cuerpos. Debido a que el término “regenerativo” es vago, algunas marcas ahora están utilizando afirmaciones de agricultura regenerativa como una forma de impostura ecológica y “lavado de imagen” de productos de origen animal. Las empresas están utilizando términos de publicidad engañosa con afirmaciones beneficiosas implícitas, como “hamburguesas sin emisiones de carbono”, “lana regenerativa” o “cuero regenerativo”, dando a los consumidores la falsa impresión de que sus compras son éticas y ecológicas.
Unos estudios muestran que la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos incluso por la producción de carne de res más “amigable con el carbono” sigue siendo más del doble que los emitidos en la producción de tofu, frijoles, guisantes o nueces menos amigable con el carbono. Lo mismo es cierto para las pieles de animales. La lana, la seda y el cuero de vaca tienen un impacto en el calentamiento global más de tres veces mayor que el de los textiles veganos como el tejido de poliéster o el cuero sintético de poliuretano. El Food Climate Research Network y la Universidad de Oxford han descubierto que una expansión significativa de la producción pecuaria, incluso si los animales son “criados de manera sostenible”, causaría un cambio “catastrófico” en el uso de la tierra y otros daños ambientales intensos. Simplemente no hay suficiente tierra para que los métodos regenerativos se vayan implementando de manera que la producción pecuaria sea sostenible.
La agricultura regenerativa tampoco aborda los problemas de bienestar animal y no hace nada para prevenir la crueldad desenfrenada en la industria de la ganadería. Por ejemplo, las vacas utilizadas para la producción de leche, independientemente de las etiquetas “humanitaria” o “ética” en los empaques de lácteos, son separadas a la fuerza de sus bebés, a menudo un día después de su nacimiento, y el fuerte vínculo emocional entre la madre y el becerro se corta de manera traumática. Las madres vacas a menudo lloran por sus bebés durante días después de que se los han arrebatado.
Hacerse vegano es la única opción sostenible
En lugar de comprar productos derivados de animales producidos con métodos agropecuarios que pueden ser solo un poco menos dañinos para el medio ambiente que los métodos tradicionales, las marcas y los consumidores deberían tomar la decisión inmediata y verdaderamente sostenible de comprar solo productos veganos. Cada persona que se hace vegana reduce la huella de carbono de su alimentación en un 70 % y salva a unos 200 animales cada año.
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