En algunas granjas en los Estados Unidos, hasta un 50 por ciento de las muertes de las cerdas son resultado de vaginas, úteros y rectos prolapsados. El prolapso ocurre cuando los músculos y tejidos que soportan el área pélvica son estirados o desgarrados y los órganos colapsan, muchas veces saliendo del cuerpo de la cerda. Las cerdas usadas como reproductoras están muriendo de prolapso a un ritmo sin precedentes, y en muchos casos, no se les aplica la eutanasia, pero se las deja sufrir hasta que mueren.
Tras los hallazgos de una agencia de recolección de datos, la industria de la carne está respondiendo de la forma que normalmente lo hace: con grupos de sondeo, discusiones en reuniones sobre la obtención de resúmenes generales, charlas sobre micotoxinas en la comida de los cerdos, etc. Pero la solución real es claramente obvia: dejen de reproducir cerdos hasta la muerte por dinero.
as cerdas usadas como reproductoras por la industria de la carne generalmente pasan la mayoría de su vida confinadas en desoladoras jaulas metálicas de gestación que son tan estrechas que apenas pueden moverse. Son reiteradamente inseminadas y forzadas a tener un promedio de 23 cerditos al año. Les quitan a sus bebés tras solo algunas semanas de nacidos y luego son engordados para ser asesinados o usados para reemplazar cerdos cuyos cuerpos se han agotado.
Para las cerdas madre quienes no mueren en la granja, el infierno continúa cuando son hacinadas una sobre otra en camiones y transportadas al matadero. Luego de toda una vida de ser embarazadas y dar a luz a sus bebés, son colgadas con la cabeza para abajo, les cortan la garganta y son escaldadas en agua hirviendo para quitarles el pelo.
Las madres merecen algo mejor.