Poco después de que el súper tifón Noru arrasara los barangays de Bulacan, el equipo de rescate de PETA empezó a prepararse para lo peor.
Las inundaciones de la mortal tormenta cubrieron el primer piso de muchas casas que habían logrado resistir el impacto del tifón, y después de que el agua retrocedió, se pudo ver una devastación masiva en todas partes.
Apenas los rescatistas de PETA pudieron llegar con seguridad al área, empezaron a buscar animales heridos. Si bien los rescatistas encontraron los cuerpos de muchos perros que habían muerto en la tormenta, milagrosamente, ninguno de los animales sobrevivientes que encontraron tenía heridas causadas por la tormenta. También trataron a varios animales que tenían sarna y otras dolencias.
Luego, mientras esperaban que la energía eléctrica se restableciera y que las tiendas reabrieran, los miembros del equipo se concentraron en asegurar que aquellos que habían sobrevivido no pasaran hambre entregando más de 250 kilogramos de comida para perros y gatos a guardianes agradecidos por su ayuda.
Aunque hubo poco tiempo para que el gobierno y los residentes se prepararan para Noru, PETA anima a todos los residentes a idear un plan de evacuación que incluya a sus compañeros animales.