Esta mañana, PETA y tres individuos demandantes enviaron su notificación oficial al infame exhibidor de animales, Hugo Liebel (propietario de The Great American Family Circus), acerca de la intención de demandar en nombre de Nosey, la elefanta que recientemente le quitaron a Liebel, quien fue temporalmente llevada a The Elephant Sanctuary en Tennessee. Liebel puede evitar la demanda federal (a presentarse bajo la Ley de especies en peligro de extinción, que requiere que los demandantes informen a los potenciales acusados al menos 60 días antes de efectuar acciones legales), enviándola a un santuario acreditado, de forma permanente.
En la carta, PETA afirma que el maltrato de Liebel hacia Nosey (como encadenarla de forma ajustada, confinarla con sus propios excrementos, obligándola a actuar bajo amenaza de castigo físico y privándola de comida, cobijo y compañerismo apropiados) constituye una violación a la ley federal.
“Durante décadas, esta elefanta ha conocido el dolor, las cadenas, las amenazas y la soledad”, señala la subdirectora de Cumplimiento de la Ley para Animales Cautivos de la Fundación PETA, Rachel Mathews. “PETA está preparada para discutir en el tribunal, que, por su salud, seguridad y bienestar, la elefanta debe vivir en un santuario espacioso en compañía de otros elefantes”.
Además de habérsele quitado civilmente a Nosey porque estaba encadenada de forma ajustada, obligada a estar parada en sus propios excrementos y sin cobijo apropiado, Liebel fue recientemente citado por violación a la Ley de Bienestar Animal y se le negó la renovación de su permiso de tenencia de la elefanta en su estado de residencia, Florida.
Un veterinario independiente y experto en elefantes que examinó 20 años de documentos federales relacionados con Nosey, llamó a este caso “el peor, más prolongado, un ejemplo documentado de un caso incorrecto de sufrimiento y abuso que haya jamás visto en un elefante”.
PETA ha estado trabajando para obtener la libertad de Nosey durante años, y continuaremos haciéndolo hasta que ella esté de forma definitiva a salvo del abuso, en un santuario acreditado.