Al igual que muchos perros obligados a competir en ella, la carrera Iditarod va hacia su muerte. La inherente crueldad de obligar a los perros a correr 1,000 millas en 10 días en clima helado y traicionero, es tan obvia, que muchas compañías han abandonado la carrera mortal, y los organizadores han tenido que hacer fuertes recortes en el presupuesto.
Pero algunas empresas siguen patrocinando la carrera de la muerte.
El año pasado, una veterana de la carrera de trineos con perros dijo que cree que ciertos adiestradores, incluyendo aquellos del criadero cuatro veces “campeón” de Iditarod, Dallas Seavey, mataron a “cientos y cientos y más perros” porque eran demasiado lentos o no eran aptos para competir.
También en 2017, un informante se presentó con imágenes y filmación en video mostrando supuestos cachorros moribundos y lesionados, y perros enfermos languideciendo (aparentemente sin atención veterinaria) en un criadero propiedad de Seavey (quien también fue acusado de dopar a perros ese año).
Cuando no se están consumiendo atados a una corta cadena afuera en el frío fuera de la temporada de carreras, estos perros son obligados a correr 1 000 millas a través del viento helado hiriente, cegadoras tormentas de nieve y temperaturas bajo cero, con poco descanso.
Hasta la mitad de los perros que comienzan la carrera no la terminan.
Eh, compañías, ¿sabías que apoyar el maltrato animal obvio es terrible? ¡Sí, lo es!