La orca Lolita ha sufrido durante años en Miami Seaquarium, pero las condiciones antinaturales y el aislamiento social también causan daño físico y psicológico a los otros animales alojados allí. Los taques estrechos y desolados de esta instalación son inadecuados para cualquier animal. Una visita reciente mostró cómo están languideciendo esos animales en Miami Seaquarium como resultado del aislamiento, una aparente falta de atención veterinaria y estrés general. Estos animales son: un delfín nariz de botella, una cacatúa de cresta amarilla, una tortuga marina y varios manatíes. Ninguno de ellos debería estar viviendo en Miami Seaquarium.
Delfines nariz de botella: Bocas con llagas y desgaste dental
PETA observó que uno de los delfines nariz de botella en Miami Seaquarium tenía los dientes completamente desgastados, y este desgaste llegaba hasta el nivel de las encías. Cuando la sensible cavidad pulpar interna del diente queda expuesta, puede ser una condición dolorosa y propensa a infecciones. En los espacios antinaturales del cautiverio existen más probabilidades de albergar bacterias que causan infecciones, incluyendo cepas resistentes a los antibióticos, por el uso habitual de fármacos antimicrobianos y el confinamiento en tanques con base en la tierra, resultando en exposición a mayores concentraciones de heces y patógenos provenientes de manos humanas o suciedad. Las infecciones dentales pueden causar un sinnúmero de enfermedades, como enfermedades cardíacas, diabetes y neumonía, que es la causa más común de muerte de los delfines en cautiverio.
Si bien el desgaste dental también ocurre en delfines silvestres; es consecuencia de la alimentación, la caza, la captura de presas y la exploración. Los delfines en los parques marinos no pueden desplegar estos tipos de comportamientos: están limitados a vivir en superficies duras y artificiales, como las paredes de concreto y los barrotes de metal, los que habitualmente roen por estrés o frustración. Los delfines que están en Miami Seaquarium no cuentan con ningún enriquecimiento natural en su entorno. En su lugar, se espera de ellos que realicen trucos y naden con visitantes humanos, teniendo una mayor probabilidad de entrar en contacto con gérmenes que pueden causar infecciones.
Cacatúa de cresta amarilla: un ave sola, sin bandada a la que pertenecer
A pesar de que las aves necesitan estar en compañía de otras y tener la posibilidad de volar libremente para prosperar, PETA observó que una cacatúa solitaria giraba continuamente la cabeza, un comportamiento neurótico y anormal, común en aves cautivas estresadas.
En su hábitat natural, las cacatúas de cresta amarilla crean fuertes vínculos de pareja, a menudo de por vida. Dentro de la bandada, tienen redes sociales grandes y dinámicas, en las que se juntan para alimentarse y descansar. Son emocionalmente muy sensibles y se comunican entre sí a través de un lenguaje verbal y corporal complejo, alimentando sus vínculos íntimos a través del afecto físico, acicalándose y atendiendo a sus parejas con frecuencia. Sus vidas profundamente emocionales las hacen particularmente vulnerables al sufrimiento, cuando tienen que permanecer solas en jaulas.
Tortuga marina: Hábitat inadecuado, vida inadecuada
Las tortugas marinas nadan miles de millas cada año en el océano, entre sus zonas de alimentación y las playas de desove. Cuentan con capacidades de navegación notables, usando los campos magnéticos de la Tierra, el sol y las corrientes, sin embargo, dentro de un tanque como los de Miami Seaquarium, no pueden hacer nada de esto, ni manifestar ningún otro comportamiento. Las tortugas marinas deben permanecer en el océano. Si no pueden ser liberadas, deberían estar alojadas en entornos naturales o de apariencia natural que les brinden un espacio amplio, diversidad natural y enriquecimiento.
Manatíes: Condiciones estrechas sin enriquecimiento
En su entorno natural, los manatíes se mueven libremente a través de miles de millas de ríos, estuarios, canales y áreas costeras. Los cuatro cautivos en Miami Seaquarium son forzados a vivir en dos pequeños tanques de concreto y metal. El entorno artificial les brinda poco enriquecimiento y los deja expuestos a los elementos: un hábitat simplemente inaceptable para estos animales. Los manatíes rescatados que no pueden vivir en un entorno natural deberían ser llevados a santuarios costeros, no dejados en tanques estrechos.
El Miami Seaquarium jamás podrá acercarse a lo que Lolita, y los otros animales que se encuentran allí, necesitan para vivir felices y saludables. No visites este ni ningún parque marino, y ayuda a Lolita instando a la compañía matriz del Miami Seaquarium a retirarla en un santuario costero:
AYUDA A LOLITA A IR A UN SANTUARIO COSTERO