El miércoles, los compradores sobre la Avenida Presidente en la Ciudad de México dieron un buen vistazo cuando un “reptil” de PETA yació en una piscina de “sangre”, afuera de una tienda de Hermès. Pintada para lucir como un cocodrilo, la voluntaria estuvo rodeada por manifestantes que sostenían una pancarta diciendo: “Hermès: abandona las crueles pieles de cocodrilo”, y mostrando imágenes de una investigación reciente de PETA presentada por CBSNews.com.
“La investigación de PETA sobre los proveedores en EE.UU. y África, muestra que cada correa de reloj de Hermès y cada bolso Birkin tiene detrás un ser vivo y sensible que padeció una vida miserable y una muerte espantosa”, dice Alicia Woempner, directora de PETA Latino. “Las personas pagan miles de dólares por estos artículos, pero los reptiles en estas granjas crueles y sucias son los que pagan el verdadero precio”.
“El exposé de PETA sobre los proveedores de Hermès en EE.UU. y África, revela que cada correa de reloj de Hermès y cada bolso Birkin representa a un ser vivo y sensible que padeció una vida miserable y una muerte espantosa”, dice Alicia Woempner, directora de PETA Latino.
PETA, cuyo lema dice, en parte, que “los animales no son nuestros para vestirnos con ellos” reveló el maltrato de caimanes en una granja de Texas que provee pieles a Hermés. Cuando se creyó que una pistola no era suficiente, el gerente les dijo a los trabajadores que hicieran incisiones a cientos de caimanes conscientes y trataran de dislocar sus vértebras, y luego insertaran una varilla de metal en sus columnas vertebrales. Algunos reptiles se retorcieron por unos minutos después de que sus nucas fueron cortadas con un cuchillo o con un cúter, en un intento brutal para masacrarlos – todo por correas de reloj que cuestan $2.000 dólares. Escenas filmadas en Zimbabue mostraron a cientos de cocodrilos hacinados en pozos de concreto inmundos para que Hermès pueda fabricar bolsos Birkin y Kelly que cuestan más de $40.000 dólares.
Esta demostración, organizada por PETA y Faunapolis, viene poco después de este exposé y forma parte de un esfuerzo internacional para informar a la gente sobre la crueldad en la industria de las pieles exóticas. Se han realizado otras protestas afuera de tiendas Hermès en Ámsterdam, Dublín, Londres, Los Ángeles, Nueva York, París y Vancouver.