¿Cuánta gente más deberá ser lastimada o matada por animales salvajes confinados para que aceptemos que estos animales no pertenecen al cautiverio?
— HOLYSANTANA (@HolyGoaty) April 30, 2018
Cada año vemos, y no aprendemos, que enjaularlos implica una tragedia para animales y humanos. Solo el año pasado, Rosa King, una guardiana del zoológico de una reserva natural en Cambridgeshire, fue atacada y matada por un tigre cautivo, y hoy un león ha muerto y un hombre está en el hospital luego de un ataque similar en Marakele Predator Centre, en Sudáfrica.
Así sean llamados parques de animales salvajes, reservas naturales con ingreso de vehículos, parques de caza, o zoológicos, estas instalaciones no son más que prisiones de animales mantenidos para diversión de la gente. Ningún período en cautiverio puede arrebatarle a un animal silvestre sus instintos naturales. Los leones por ejemplo, deambulan por todas partes, defienden su territorio y buscan pareja en la naturaleza, y nada de eso pueden hacer en cautiverio. Investigadores de la Universidad de Oxford concluyeron que los animales de gran envergadura, por naturaleza sienten angustia física y psicológica en cautiverio y deberían ser sacados gradualmente de zoológicos.
En este incidente más reciente, Mike Hodge, propietario del parque, ingresó al recinto sabiendo que los leones estaban cerca y agitados. Un león fácilmente lo atrapó y lo arrastró hacia los arbustos mientras testigos gritaban atemorizados y en pánico. Se presume que luego mataron al animal, a pesar de no haber hecho más que actuar como un león.
Incluso los “mejores” zoológicos y parques de animales salvajes no pueden garantizar – ni tampoco lo hacen – la seguridad de los animales que mantienen para ganar dinero, ni del público que va a verlos, ni de los guardianes del zoológico. ¿Quién puede olvidar a Harambe, el gorila quien fue matado de un balazo luego de que un joven muchacho logró trepar una verja antes de caer en su recinto en el zoológico de Cincinnati? Por supuesto, nunca sabremos qué hubiera pasado si el zoológico no hubiera baleado a Harambe, pero sí sabemos que si no hubiera estado encerrado como atracción secundaria por beneficio económico, el incidente nunca hubiera ocurrido.
Estos animales no están donde pertenecen. Sin embargo, los zoológicos siguen criándolos bajo el pretexto de la “conservación” para producir bebés que agraden a la muchedumbre y aumentar su inventario. Por supuesto, los programas de crianza terminan inevitablemente en un exceso de animales adultos menos agradables para la muchedumbre. Nunca hay suficiente espacio para todos, por lo que los zoológicos rutinariamente comercian, prestan, venden y acopian animales adultos que ya no quieren.
En Sudáfrica, los leones son a menudo vendidos para practicar al blanco en espacios de caza “enlatada” para gente rica que se enorgullece perversamente teniendo en sus paredes cabezas de animales rellenas colgadas. Sabemos que los zoológicos y los parques de animales salvajes inmediatamente sacrifican a individuos por el supuesto y eventual bien de las especies. Pero en realidad, los planes de supervivencia de las especies deberían mejor ser llamados “planes de muerte de individuos”. Tras el asesinato indigno de la jirafa Marius en 2014 en el zoológico de Copenhague, cuando le dispararon a la cabeza en vez de aplicarle la eutanasia con una inyección indolora para que su cuerpo pudiese ser dado como alimento a los leones, el alto ejecutivo del parque de animales salvajes Longleat admitió que su zoológico producía en masa cachorros de leones para “atraer más gente”, y un informante reportó la muerte de cuatro cachorros debido a endogamia.
Los propietarios de zoológicos en la actualidad deben dejar de pretender que los zoológicos realizan contribuciones significativas a la conservación. En vez de ello, deberían estar a la vanguardia del movimiento para atacar las causas de raíz de la extinción y peligro de extinción de los animales en todo el mundo: destrucción del hábitat, caza ilegal y el comercio de animales exóticos. Estas causas fundamentales de especies en peligro de extinción deben ser enfrentadas y remediadas.
Todas las jaulas del mundo no salvarán a los animales de la extinción, y mientras sigamos tratando a los animales silvestres como exhibiciones vivas, solo será cuestión de tiempo que aparezca la próxima víctima de un ataque de un animal cautivo.
¿Qué puedes hacer?
¡Por favor, no visites los zoológicos! No les des tu dinero a estas instalaciones inhumanas que se benefician con la explotación de los animales. Podemos proteger a las especies en peligro de extinción apoyando la conservación de su hábitat, y no las prisiones de animales.