La siguiente en nuestra serie de mujeres poderosas de PETA, es la vicepresidenta de Asuntos Internacionales de PETA Foundation UK, Poorva Joshipura. Puedes ver también las presentaciones de Tracy Reiman y Lisa Lange donde nos cuentan cómo ha sido la vida para ellas en PETA.
Esto nos cuenta Poorva sobre su vida laboral:
Empecé a trabajar para PETA a los 23 años, pero me sumé a la familia de PETA mucho antes como pasante y, antes de eso, como voluntaria y simpatizante cuando tenía 16 años. Esa fue la vez que por primera vez tuve en mis manos la revista de PETA, Animal Times. Ahora tengo 41 años. Así que formé parte de la familia de PETA por más de la mitad de mi vida.
Poorva con Sameer, un camello rescatado.
Enfrenté acoso racista y sexista en el colegio. Estas experiencias determinaron que me dedicara a combatir la injusticia. También me llevaron a ver lo que está mal con los negativos “ismos”, no solo el racismo y el sexismo, sino el especismo también.
El colegio no ha sido el único lugar donde enfrenté acoso. Por ejemplo, también lo padecí por mi trabajo en PETA India para poner fin al jallikattu, un “juego” cruel durante el cual hombres gritando forman una multitud que persigue a toros, quienes, totalmente aterrados, intentan correr para salvar su vida. Algunos mueren durante la persecución, y varios padecen la rotura de los cuernos y peores cosas aún. Cuando hablé contra esta práctica cruel, recibí amenazas de muerte y violación, algunos opositores quemaron una efigie mía y me llamaron “prostituta” en redes sociales. Pero el tener la familia de PETA , fuertemente a mi alrededor, y el apoyo de otras mujeres de la organización (y hombres también), esto me dio todavía más seguridad para pelear por los derechos de los toros.
Vicepresidenta de PETA amenazada con ser violada, es quemada su efigie.
Durante mis visitas a mataderos y laboratorios en Asia, generalmente era la única mujer en millas a la redonda. Los trabajadores hombres, armados con cuchillos y hasta hachas, quedaban mirándome y trataban de intimidarme o acosarme, meneando intestinos de vaca hacia donde me encontraba, y más. En esos momentos, pensaba en otras mujeres de PETA que hicieron investigaciones o enfrentaron a maltratadores, y me daba la fuerza necesaria para ignorar a esos trabajadores y continuar.
Cuando me refiero a PETA como familia, lo siento de verdad. Nuestros valores nos unen. Somos activistas por los derechos de los animales, absolutamente, y también somos feministas, apoyamos los derechos de la comunidad LGBTQ, a los antiracistas, a los campeones de otros movimientos de derechos humanos, y a los defensores medioambientales. Tal vez debido al acoso que enfrenté, esta cultura de la compasión para todos ha sido especialmente atractiva para mí. Nos preocupamos por aquellos que pueden parecer muy diferentes a nosotros, que pueden tener plumas o aletas, nos preocupamos por los derechos de todos. ¡Somos todos animales, después de todo!
—Poorva Joshipura, vicepresidenta de Asuntos Internacionales, PETA Foundation UK
En PETA y sus filiales, somos alentados a trabajar duro y a usar nuestras voces para ayudar a los oprimidos. Creemos que todos los negativos “ismos” (desde sexismo a especismo) comparten denominadores comunes de temor, ignorancia, explotación, discriminación e intolerancia, y aquellos que quieren un mundo más justo deben trabajar para terminar con todos los prejuicios, y no solo los que los afectan directamente, o solo a nuestra propia especie.
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