Lo creas o no, Ripley es una delfín de 25 años que todavía está atrapada en SeaWorld San Antonio y que ha sido prisionera de SeaWorld durante toda su vida.
Ripley nació en el parque SeaWorld de Texas en 1996. Desde entonces, ha sido transportada cuatro veces por todo el país: primero de SeaWorld San Antonio a Discovery Cove en Orlando, Florida; luego a SeaWorld Orlando; después a SeaWorld San Diego; y finalmente, de vuelta a SeaWorld San Antonio. Imagínate ser enviado como un paquete desde Texas hasta Florida, a California y a Texas. Ripley estuvo embarazada dos veces, en 2011 y 2012, y los dos embarazos terminaron en abortos espontáneos. Si su descendencia hubiera sobrevivido, ellos también habrían pasado sus vidas enteras en tanques pequeños y desolados, obligados a hacer trucos sin sentido para obtener peces muertos como recompensa.
SeaWorld ha dejado claro que el bienestar de Ripley no es una prioridad. Se preocupa principalmente por el dinero que puede hacer explotándola, y si hubiera podido hacer dinero explotando a sus bebés también, lo habría hecho. En sus hogares oceánicos, los delfines construyen relaciones significativas con sus familias y manadas, tienen conversaciones complejas con ellas, eligen a sus propias parejas, crían a sus pequeños y nadan hasta 60 millas diarias en enormes extensiones oceánicas. En SeaWorld, son usadas como decorado o utilería, embarazadas contra su voluntad y forzadas a vivir en tanques como este:
SeaWorld todavía insemina a los delfines hembra por la fuerza, a veces después de drogarlas, sacándolas del agua e insertando instrumentos en sus vaginas y úteros. Ripley es solo uno de los muchos delfines que han sido utilizados por SeaWorld. Lily fue capturada en su hogar en el océano en 1983 y encerrada en SeaWorld, donde dio a luz a seis bebés. Su primer bebé murió al siguiente día de haber nacido, por traumatismos sufridos tras ser arrojado fuera de la piscina por otro delfín frustrado. La siguiente cría de Lily murió con solo 16 días de edad. Luego dio a luz a tres bebés más. Su último bebé, Lagos, murió de neumonía y sepsis. En 2017, a Lily se le aplicó la eutanasia como resultado de una enfermedad. Entre los 7 años de edad, y su muerte, aproximadamente a los 29 años, Puka —nacida en SeaWorld San Diego en 1982— dio a luz a nueve crías en cautiverio, cinco de las cuales ya murieron.
SeaWorld siempre ha forzado a los delfines a realizar trucos ridículos en sus crueles espectáculos, los ha usado para la reproducción para así poder explotar a sus bebés y los ha transportado por todo el país a cualquier parte donde hicieran la mayor cantidad de dinero.
Ripley todavía está languideciendo en SeaWorld, junto con otros cientos de delfines y ballenas atrapados en parques de todo el país por una de las empresas más ambiciosas del mundo.
DILE A SEAWORLD QUE DEJE DE REPRODUCIR DELFINES Y BALLENAS