Han pasado 60 años desde que una perra llamada Laika murió a bordo del Sputnik 2, luego de ser lanzada al espacio por experimentadores que sabían que la estaban condenando a una horrible muerte.
Laika fue capturada en las calles de Moscú, donde vivía, y sobrevivió a un “entrenamiento” exhaustivo, como dar vueltas en una centrifugadora, ser confinada en una cámara de presión, y encerrada en jaulas cada vez más pequeñas. Durante el lanzamiento, su pulso se elevó tres veces por encima de lo normal y estaba tan aterrorizada que éste permaneció elevado durante un tiempo prolongado. Las temperaturas dentro de la diminuta nave espacial se dispararon rápidamente y en horas, se cocinó hasta la muerte, absolutamente sola y con un dolor atroz.
Laika, a 60 años del sacrificio de la perra que fue pionera de la carrera espacial https://t.co/2cUQ4eLrJa pic.twitter.com/y2Zh1IGlds
— RT en Español (@ActualidadRT) November 4, 2017
Laika fue sometida a algo cruel e inexcusable. Incluso Oleg Gazenko, uno de los científicos que condujo el experimento que trabajó con los perros usados en el programa espacial, creyó lo mismo, admitiendo que “Cuanto más pasa el tiempo, más lo lamento. No deberíamos haberlo hecho”.
En 1996, PETA realizó una exitosa campaña para que la NASA se retirara de Bion, un experimento conjunto entre EE.UU., Francia y Rusia en que los científicos forzaban a monos dentro de camisas de fuerza y les implantaban electrodos en sus cuerpos antes de lanzarlos al espacio. Y logramos que la NASA desechara su plan de irradiar a monos. Pero las ratas, ratones, primates, peces, tortugas y otros animales continúan siendo lanzados al espacio en experimentos crueles motivados por la curiosidad. Todos estos animales tienen el derecho de ser tratados con respeto y no experimentar sobre ellos, al igual que Laika.
¿Es esta una forma digna de tratar al “mejor amigo del hombre”?
El estatus de “mejor amigo del hombre” que tienen los perros, no les ofrece protección contra el encierro en jaulas y el sometimiento a experimentos insoportables. Más de 61.000 perros son atormentados en laboratorios en EE.UU. cada año. Entre ellos, los golden retrievers en Texas A&M University (TAMU) quienes son criados para desarrollar diferentes tipos de distrofia muscular canina (MD), incluyendo distrofia muscular de Duchenne, que es particularmente grave.
Esta enfermedad es devastadora para sus cuerpos, causando desgaste muscular progresivo y debilidad. Los estudios que usan perros no han llegado a una cura, ni siquiera a un tratamiento para revertir los síntomas de la enfermedad en humanos.
Si bien es tarde para Laika, no es tarde para los perros que sufren en TAMU. En memoria de Laika, y por todos los perros que sufren en laboratorios en los EE.UU., haz clic en el botón a continuación para pedirle a TAMU que cierre su laboratorio de perros, deje de reproducir perros con distrofia muscular, libere a todos los perros, los dé en adopción a buenos hogares, y redirija sus recursos a métodos de investigación humanos: