Los experimentadores en Oregón están usando sus costosos títulos médicos y científicos para drogar a los monos y aplicarles descargas eléctricas en sus penes.
Sí, leíste bien.
Los experimentadores del Centro Nacional de Investigación de Primates de Oregón (Oregon National Primate Research Center, ONPRC) de la Oregon Health & Science University publicaron recientemente un artículo en una revista científica (extrañamente, no es The Onion) en el que describen cómo le dieron a un grupo de monos machos cannabis comestible todos los días y luego, cada dos meses, los hacían eyacular usando una sonda eléctrica. Los experimentadores ataron a los monos drogados a una silla de sujeción, los inmovilizaron y les aplicaron descargas eléctricas a través de sus penes.
En su artículo, los traficantes de marihuana y los eyaculadores de monos del ONPRC escriben en términos clínicos cómo drogar a los monos y hacerlos eyacular sin su consentimiento en un trabajo importante que avanza en nuestra comprensión sobre los efectos a largo plazo del THC –el componente químico de la planta de cannabis que droga– en el sistema reproductivo masculino humano.
Pero están usando monos en jaulas, no humanos, entonces, ¿cómo nos dice algo este experimento sobre el sistema reproductivo humano?
No lo dice.
Los monos no son humanos en miniatura. Existen diferencias anatómicas y fisiológicas importantes entre las especies que hacen que los resultados de estos absurdos experimentos carezcan de sentido; simplemente no se pueden trasladar a humanos. Se han perdido décadas en tratamientos que parecen prometedores en monos, pero fallan o causan daño en humanos. Y las condiciones de este experimento de ninguna manera replican la vida real de un hombre.
Es difícil creer que no había hombres en Oregón dispuestos a ofrecerse como voluntarios para un experimento que regala marihuana gratis y pide a los participantes que eyaculen regularmente. Ya sabemos, para la ciencia.
El ONPRC es parte de un sistema nacional de centros de primates financiado con fondos públicos, que fue establecido en la década de 1960. A las mejores y más brillantes mentes del centro se les encomendó la tarea de abordar los acertijos científicos más desconcertantes; hoy en día, drogan a los monos, los violan y lo llaman ciencia.
Este vergonzoso estudio es el símbolo del sistema NPRC, emblemático de su fracaso colosal y completo. Ningún ejemplo en cualquier otra parte podría demostrar mejor que el ONPRC, y todo el sistema de NPRC, deben cerrarse de inmediato.
Exige algo mejor para los monos:
CIERREN EL ONPRC