Experimentadores Atormentan a Monos en Instalación Subterránea en Seattle

Creemos que Seattle es una de las ciudades más sensacionales de EE.UU. por la Space Needle, el Pike Place Market y sus restaurantes veganos fenomenales. Y nos encanta la increíble red de calles subterráneas que formaban la ciudad original, antes de que la que hoy conocemos fuera construida sobre ella.

Allí, en la misma ciudad, hay otro tipo de red subterránea, pero en vez de ser un lugar increíble, donde puedas hacer una visita guiada, se mantiene privado, a pesar de estar financiado por millones de dólares de nuestros impuestos.

La instalación, localizada en la Universidad de Washington (UW, por sus siglas en inglés), se denomina Centro Nacional de Investigación de Primates de Washington (Washington National Primate Research Center WaNPRC), y allí los vivisectores han estado atormentando a los monos durante los últimos 60 años. Financiado en gran parte por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) usando dinero público, sus experimentadores han ocultado lo que puede ser descrito como una fosa de desesperación. Imagina cómo es la vida para los monos en esta instalación subterránea: sin luz natural, sin olores ni sonidos naturales, sin brisa. Los monos están apilados unos encima de otros en jaulas metálicas. Las salas están vacías y el sonido de las rejas de las jaulas agitándose es ensordecedor. Los monos que pueden protestar chillan de desesperación o rabia, mientras que el resto se encuentra demasiado mal como para reaccionar. Las luces se apagan a las 6:30 p.m. y luego no hay nada más que oscuridad. En la naturaleza, estos animales irían a un árbol para dormir y se instalarían juntos para pasar la noche.

¿Por qué tienen a estos monos en condiciones tan miserables? Porque son utilizados en experimentos, como esos en los que monos bebés son privados de sus madres; o son asfixiados deliberadamente dentro del útero, una semana antes del nacimiento; se perforan agujeros en los cráneos de los monos y se insertan electrodos en sus cerebros mientras están sentados por horas en sillas de inmovilización con sus cabezas sujetas mediante un perno y sus cuerpos son irradiados; todo esto sin que los residentes de Seattle sepan que estas atrocidades están siendo cometidas justo delante de sus narices.

Estos experimentos y las formas en que estos monos son tratados son medievales y obviamente no ayudan a nadie, ni a los monos ni a los humanos. No necesitamos privar a los bebés de sus madres para saber que eso los deprimirá.

Los experimentadores encargados de cuidar a estos animales los han dejado morir ahogados con su  vómito. Otros han muerto estrangulados o han sido heridos por otros monos.

Los experimentadores del WaNPRC han demostrado ser incompetentes, descuidados, sangrientos y crueles. No tienen prácticamente nada que mostrar en sus seis décadas de matanzas, excepto una larga historia de violaciones a la Ley de Bienestar Animal federal. Pedir que cierren la instalación no es pedir demasiado. De hecho, después de la presión de PETA, la Universidad de Harvard cerró su Centro Nacional de Investigación de Primates de Nueva Inglaterra en 2015 luego de sopesar sus múltiples violaciones al bienestar animal, la dificultad de mantener a los monos en los laboratorios y el futuro de las prioridades de su investigación. La UW debe seguir el ejemplo de Harvard y cerrar el WaNPRC de inmediato.

Los monos utilizados en experimentos a menudo son metidos en jaulas pequeñas y prácticamente vacías durante toda su vida, privados de todo lo que es natural e importante para ellos.

En 2019, 1.053 monos fueron encerrados, usados en experimentos y descuidados en las tres instalaciones del WaNPRC. A pesar de la naturaleza imprecisa, derrochadora y cruel de los experimentos en animales, la Universidad de Washington recibió más de 500 millones de dólares de los NIH el año pasado.

En sus hogares naturales, los monos viven en grandes grupos familiares. Las hembras macacas permanecen con sus madres toda su vida y los machos permanecen con ellas durante varios años. Juegan, comen y exploran juntos. Los monos han aprendido a usar cámaras y iPhones para mirar su imagen, porque son conscientes de sí mismos. También son empáticos –a diferencia de los humanos especistas que los atormentan– y a menudo arriesgan sus vidas para ayudar a otros.

Todo el mundo sabe que los monos son animales inteligentes, sensibles y sociales; y su deseo de que los dejen en paz, en vez de que los lastimen, usen en experimentos y asesinen, es tan real como el tuyo. Los monos pueden experimentar dolor, sufrimiento, alegría y miedo, igual que los humanos, aunque su fisiología es bastante diferente, lo que hace que los experimentos en ellos (o en cualquier otra especie distinta a la nuestra) carezcan de sentido para la salud humana.

Los monos merecen algo mejor, los contribuyentes estadounidenses merecen algo mejor, los estudiantes de la UW merecen algo mejor, la ciencia merece algo mejor y Seattle merece algo mejor. Ya es suficiente.

DILE A LA UW QUE CIERRE EL WANPRC Y TRASLADE A LOS SOBREVIVIENTES A SANTUARIOS ACREDITADOS