Un relato en primera persona de una exempleada de Delphinus Xcaret –un parque marino en México que obliga a los delfines a nadar e interactuar con humanos– revela una vez más por qué nunca debes visitar una instalación que explota a estos inteligentes y sensibles animales con fines de lucro. La informante le contó a PETA sobre el sufrimiento extremo que había presenciado (incluso que las madres delfines lloraban por sus bebés que les habían sido arrebatados y que los animales se quemaban debido a la exposición al sol abrasador) mientras trabajaba como fotógrafa para la atracción “nado con delfines” del parque.
Dijo que la experiencia fue una de las más (si no la más) horrible que jamás haya padecido, pero lo que es aún más repugnante es que la crueldad que observó, que todavía la atormenta hasta el día de hoy, ocurre todo el tiempo.
Mientras trabajaba en el parque, la exempleada vio que hasta cinco delfines habían sido confinados en un solo tanque del tamaño de una piscina que tenía solo unos 32 pies de profundidad máxima. Según reportes de prensa, las hembras inseminadas languidecían durante dos meses en tanques tan pequeños que los animales apenas podían moverse cómodamente en ellos. Luego, una vez que daban a luz, los manejadores les sacaban a sus bebés incluso antes de que los delfines tuvieran la oportunidad de vincularse con ellas.
“Podía escucharlas gritar buscando a sus crías; sonidos que nunca olvidaré. … No ha pasado un día que no recuerde los agudos chillidos que hacían las madres delfines cuando las separaban de sus crías”, dijo la exempleada.
Después de que dos delfines bebés murieran en una semana, el personal de Delphinus arrojó sus cuerpos a la basura, según informes periodísticos.
Los delfines sufrieron quemaduras y lesiones en los ojos por pasar todo el día bajo el sol abrasador, sin sombra para protegerlos. Debido a las bacterias provenientes de cientos de turistas quienes pagaban por nadar con los delfines cada día, sumado a la mala calidad del agua, los animales debían recibir tratamientos respiratorios hasta dos veces al día. Muchos delfines eran drogados con “vitaminas” dudosas, que, según el informante, probablemente eran para disminuir su fuerte angustia.
A los empleados, agregó, se les ordenó relatar “una cantidad de mentiras y realizar declaraciones ambiguas”. Aunque la mayoría de los delfines habían sido capturados del océano hacía años, el personal tuvo que mentir sobre sus edades y decir que habían nacido en las instalaciones y que no conocían el mundo exterior.
“Cuando [los visitantes] preguntaban si los delfines eran felices, si los estaban cuidando y si esta era la mejor opción para ellos, nos pedían que dijéramos que ‘sí’ con una gran sonrisa”, dijo.
La exempleada dijo que tener que engañar a los visitantes sobre el bienestar de los delfines era “traumatizante” para su salud mental.
“Estos animales trabajaban todo el día empujando, tirando, actuando y nadando en círculos para los turistas bajo el pretexto del ecoturismo y la educación ambiental. Cuando todos se iban a sus casas con sus familias al final del día, los delfines solo podían flotar allí sin ningún lugar a donde ir, de a cinco en una pequeña piscina sin espacio, sombra ni estimulación mental”, dijo.
La informante señaló que esta no es la única instalación en la que los delfines están sufriendo, y tiene razón: los incidentes como los que ella documentó son muy comunes en los parques marinos y otras lamentables instalaciones que obligan a los animales a actuar e interactuar con humanos.
“Como exempleada que ha visto el interior de esta industria, les pido que no lleven a sus hijos o familias a estas instalaciones”, dijo.
Nunca pagues para nadar con delfines
Los delfines, animales sociales e inteligentes, no quieren ser explotados en crueles atracciones turísticas. Nunca visites una instalación que los obligue a nadar con humanos.