Otra ex empleada de SeaWorld ha tomado una postura en contra del controvertido parque temático, ofreciendo detalles que no sorprenderán a nadie. Ella se une a las filas de numerosos ex empleados que han criticado públicamente a la empresa. Otros solo pueden acusarla a puertas cerradas porque la empresa ha puesto en marcha leyes mordaza o ha amenazado con demandas judiciales en contra de todos aquellos que han intentado denunciarlos.
Sarah Fischbeck, una buzo para la calidad del agua que trabajó en el SeaWorld de San Diego desde el 2007 hasta el 2013, recientemente contó al Dodo sobre su desgarradora experiencia como empleada de la empresa.
En una entrevista exclusiva con el sitio web, dijo, “Si la gente supiera lo que yo sé, o viera lo que he visto, [SeaWorld] no podría vender otra entrada”.
Como muchas de estas historias, ésta comienza con las orcas.
Recientemente, una veterinaria de la Fundación PETA visitó el SeaWorld de Orlando. La doctora Heather Rally encontró marcas de rastrillo en varias orcas y otros delfines. Las marcas de rastrillo son lesiones en la piel de un animal infligidas por los dientes de otro animal durante un ataque agresivo. Sin ningún lugar al cual los animales subordinados a otros puedan escapar, estos ataques pueden resultar en lesiones graves y dolorosas. Fischbeck confirmó los ataques y señaló que estos ocurrieron con una gravedad y regularidad alarmante, debido a la frustración y el estrés que los animales experimentan en el cautiverio.
Fischbeck dijo que mientras se cortan con los dientes, las orcas se arrancaron entre ellas la piel y que la piel muerta parecía tiras de goma negra en el fondo de los tanques. Los empleados, explicó, se llevaron la carne muerta a casa para sus familias, como recuerdos.
Y no solo las orcas fueron las que sufrieron.
Fischbeck describió basura encontrada en el recinto de los pingüinos, lo cual provocó problemas de salud en los animales; la reproducción antinatural de los animales, tal como sucedió con Ruby, una ballena beluga que violenta y repetidamente rechazó a sus crías pero a quien seguían utilizándo para reproducirla; y cómo un bebé delfín huyó en dirección a una pared para escapar de la agresión de otros delfines y finalmente murió, tras lo cual la madre del bebé no se retiró de su lado. Otros delfines terminaron sobre el concreto afuera de los tanques. Tal como lo informó la Dr. Rally, Fischbeck vio morsas regurgitar la comida compulsivamente.
Como PETA, Fischbeck criticó los programas de reproducción artificial de SeaWorld, diciendo que piensa que algunas de las agresiones de los delfines fueron consecuencia de ésta. SeaWorld ha esparcido por mucho tiempo la idea de que la reproducción de animales de la empresa, especialmente la de las orcas, es natural, pero el proceso es todo menos eso. Cuando reproducen a las orcas, un equipo de entrenadores estimula sexualmente a una orca macho, recogen su esperma, y luego introducen a la fuerza tubos dentro de la vagina de la víctima hembra. Si se resiste, puede ser removida del agua, donde es incapaz de nadar lejos o defenderse.
Fischbeck voluntariamente dejó SeaWorld en diciembre del 2013. Puedes leer su relato original en detalle aquí.
¿Crees que las orcas no deben estar en tanques? Tú puedes ayudarlas haciendo clic a continuación.