La idea de tener una poderosa computadora en la palma de la mano era casi inimaginable en la década de 1950 (cuando las computadoras personales ni siquiera existían). Y, sin embargo, hoy los teléfonos son una necesidad diaria para muchos de nosotros. Gracias a la evolución constante e innovadora de la tecnología, los modelos de teléfonos actuales nos permiten hacer de todo, desde transmitir imágenes filmadas en tiempo real del espacio exterior hasta comprar una hamburguesa vegana por internet.
A medida que la tecnología sigue avanzando, los experimentadores que usan animales como sujetos de prueba (y las agencias de gobierno que los financian) siguen anclados en la Edad Media. A pesar de que hay muchos métodos de investigación disponibles que son humanitarios y de avanzada, como los órganos en chips, organoides cerebrales y avanzados modelos computacionales, los experimentadores siguen sometiendo a los monos y a otros animales a experimentos dolorosos e invasivos sin ninguna relevancia para la salud de los humanos. En los laboratorios de primates, los experimentadores introducen fármacos experimentales en los estómagos de los animales, infectan a los monos con enfermedades letales, apartan a los monos infantes de sus madres y mucho más.
Imagínate que un teléfono celular fallara el 95% de las veces, como el porcentaje estimado de falla de los nuevos fármacos en los ensayos en humanos, tras haber sido probados en animales y resultado seguros y eficaces en ellos. O que un teléfono inteligente no funcionara en absoluto, como el 100% de las vacunas contra el VIH que fallaron en proveer protección suficiente a los humanos, a pesar de su eficacia en monos. ¿Seguiríamos tirando varios millones de dólares para usar los mismos métodos que fracasan? Probablemente no, pero esto es exactamente lo que hacen los experimentadores que usan monos, ratones, ratas, conejos, gatos, perros y otros animales como “modelos”, supuestamente para estudiar enfermedades en humanos.
Podría impactarte la siguiente comparación entre la marcada evolución de la tecnología de los teléfonos a través de las décadas y lo poco que han cambiado los experimentos en monos:
La década de 1950: Llegaban los teléfonos con disco giratorio a los hogares mientras Harry Harlow concebía sus infames experimentos de sustitución de madres por trapos de felpa
En la década de 1950, los grandes teléfonos con disco giratorio eran comunes en los hogares. Para ahorrar dinero, algunos hogares compartían una línea, conocida como “línea compartida”. Al mismo tiempo, Harry Harlow empezaba sus experimentos infamemente crueles. Separaba a los monos infantes de sus madres y las reemplazaba por “madres” de felpa para inducir depresión en los jóvenes animales. Sus experimentos sádicos dejaban a los animales con un trauma debilitante.
La década de 1960: Se lanzaba un teléfono más elegante, el ‘teléfono princesa’, mientras los experimentadores lanzaban un mono al espacio.
En 1963, el teléfono princesa, de diseño más compacto con el timbre dentro del teléfono, era promocionado para mujeres jóvenes para realizar sus llamadas a los amigos. Seis años después, un mono llamado Bonny fue lanzado al espacio para “probar los límites de resistencia humana en el espacio”. Murió a los pocos días de haber regresado.
La década de 1970: Teléfonos actualizados con pulsadores en lugar de discos mientras experimentadores aplicaban descargas eléctricas a los monos
En la década de 1970, el teléfono de disco giratorio fue ampliamente reemplazado por el teléfono con pulsadores, facilitando mucho más el discado. Si bien los teléfonos eran mejorados de forma cada vez más eficiente, los experimentadores conducían una prueba en la que inmovilizaban a un mono y le aplicaban descargas eléctricas dolorosas a través de placas de metal bajos sus pies, tras exponerlo de forma reiterada a radiación y gas nervioso.
La década de 1980: Llegaba al mundo el primer teléfono celular portátil, mientras experimentadores paralizaban a los monos.
En 1983, el primer teléfono móvil comercial llegaba al mercado, cambiando para siempre la forma en que usábamos los teléfonos. Mientras la sociedad recibía esta revolución tecnológica, el Instituto de Investigación del Comportamiento (IBR, por sus siglas en inglés) estaba sometiendo a los monos a cirugías debilitantes en las que los experimentadores les cortaban los nervios espinales, generándoles la incapacidad de una o más extremidades. A través de descargas eléctricas, privación de comida y otros métodos crueles, los experimentadores los forzaban a recuperar el uso de sus extremidades incapacitadas para recoger uvas de una bandeja, o bien quedarse sin comer. PETA publicó una impactante investigación sobre el IBR, en la que se reveló que los monos estaban gravemente discapacitados, lastimados, angustiados y desnutridos, y vivían dentro de jaulas desoladas con heces acumuladas.
La investigación trascendental de PETA condujo al primer arresto en el país y condena penal de un experimentador en animales por crueldad animal, la primera confiscación de animales maltratados en un laboratorio y la primera victoria en la Corte Suprema de EE.UU. para los animales usados en experimentos. Luego el IBR cerró sus puertas.
La década de 1990: El teléfono celular ganaba popularidad mientras los experimentadores inmovilizaban monos en camisas de fuerza.
En 1996, el teléfono móvil StarTAC marcaba la revolución de los teléfonos con tapa. En la misma década en que los teléfonos celulares de bolsillo ganaban popularidad, experimentadores franceses, rusos y estadounidenses inmovilizaban monos en camisas de fuerza, les implantaban electrodos en el cuerpo y los lanzaban al espacio.
La década de 2000: El teléfono Razr vs. experimentos en el cráneo de los monos.
El teléfono Razr fue lanzado en 2004, con un diseño delgado y elegante que le daba un atractivo moderno. A medida que los mensajes de texto se hacían omnipresentes, la Universidad de Utah encerraba monos en jaulas, los mantenía sedientos y les hacía perforaciones en el cráneo.
La década de 2010: El iPhone 6 generó una enorme publicidad global mientras los NIH inducían trauma psicológico severo en monos
En 2014, Apple lanzó el iPhone 6, introduciendo un nuevo diseño con una mejor cámara, mayor vida útil de la batería y funciones para mayor facilidad de uso. Mientras tanto, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) forzaban a los monos a sufrir años de experimentos aterradores y muchas veces dolorosos para agravar sus síntomas de enfermedad mental y probar la gravedad de su trauma psicológico.
La década de 2020: Se lanza el iPhone 12 mientras los NIH continúan su tormento de animales.
Para el 2020, ya se habían lanzado varios modelos nuevos del iPhone. Pero la situación de los monos en los laboratorios no ha cambiado demasiado en las décadas posteriores a los experimentos traumatizantes de Harlow. Los monos infantes siguen siendo apartados de sus madres y la experimentadora gubernamental Elisabeth Murray lesiona los cerebros de los monos e induce trauma en ellos, asustándolos con arañas y serpientes plásticas de aspecto real.
Los monos son animales inteligentes y sociales, no sujetos de prueba. Es obvio que los inhumanos y arcaicos métodos de experimentación en animales no están funcionando para lograr el avance de la ciencia, y ya es hora de adoptar un enfoque progresivo y ético en la investigación. Con el Acuerdo de Modernización de la Investigación de PETA, que planea una estrategia para el reemplazo de los animales en experimentos por métodos relevantes para los humanos, podemos finalmente ayudar a crear un mundo más bondadoso y avanzado.
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