Mientras nuestra nación se horroriza por las masacres en la historia moderna de Estados Unidos, nuevos detalles están surgiendo sobre el tirador, Stephen Paddock.
El hombre sospechoso de matar a 59 personas y herir a más de 500 en un festival de música country en Las Vegas, presuntamente tenía un historial de maltrato verbal a su novia y de asesinato de animales. Los empleados de un Starbucks en Mesquite, Nevada, el cual Paddock frecuentaba con su novia, Marilou Danley, dijeron a las autoridades que a menudo la regañaba frente a ellos y era “malvado” y “grosero” con ella. Según informes de noticias, también fue un “cazador entusiasta” y tenía licencias para cazar y pescar.
Estudio tras estudio ha confirmado el vínculo entre matar animales y cometer actos violentos en contra de los humanos. Según las estadísticas compiladas por un investigador de la Universidad de Yale, el 80 por ciento de los criminales violentos condenados, tiene un historial de herir o matar animales. Un estudio encontró que las personas que maltratan a los animales, son cinco veces más propensas a cometer crímenes violentos contra los humanos. Y según un periódico de Nueva Gales del Sur, un estudio realizado por la policía en Australia reveló que “el 100 por ciento de los homicidios de delincuentes sexuales examinados, tenían un historial de crueldad hacia los animales”.
La mayoría de los condenados a muerte en la Prisión Estatal de San Quentin, según el director, primero “practicaron” en animales. La Asociación Psiquiátrica Americana identifica ese tipo de delitos como uno de los criterios de diagnóstico para los trastornos del comportamiento, y el FBI utiliza los informes de crueldad hacia los animales para medir la potencial amenaza de sospechosos y delincuentes conocidos.
Además, el reconocido teólogo, misionero y filósofo Albert Schweitzer lo resumió mejor: “Cualquiera que se ha habituado a considerar la vida de cualquier criatura viviente como inútil, está en peligro de llegar también a la idea de que las vidas humanas son inútiles”.
En fotos y publicaciones sangrientas en las redes sociales, los cazadores glorifican la dominación, la violencia y el derramamiento de sangre. Si sienten un flujo de poder la primera vez que matan a un conejo, ave u otro animal pequeño, suelen desarrollar un deseo de perseguir “presas” cada vez más grandes con el fin de conseguir el mismo efecto psicológico.
No todos los cazadores van y les disparan a los humanos, pero el acechar a víctimas indefensas y matarlas violentamente por “deporte”, es tan atroz y el sufrimiento es tan extremo, que tenemos que preguntarnos si exponer a personas con trastornos emocionales, como Paddock obviamente los tuvo, a semejante crueldad, tiene el poder de destruir la capacidad de empatía de estas personas.
Puede ser que no podamos poner fin a toda la violencia, pero podemos oponernos a la matanza insensata de seres vivos por “diversión” y “entretenimiento”, en un esfuerzo por salvar a más individuos de todas las especies.