El gigante farmacéutico Eli Lilly es consciente de la amplia evidencia de que la prueba de nado forzado, en la que los experimentadores dejan caer ratones y ratas que han recibido una dosis de una sustancia de prueba en recipientes de agua sin salida, obligándolos a nadar desesperadamente para salvar sus vidas, no predice si un fármaco funcionará como antidepresivo en humanos. La compañía incluso ha documentado que su producto mejor vendido, Prozac, no ha arrojado resultados consistentes en estas pruebas.
Pero en lugar de prohibir la cruel prueba, lo que PETA ha instando a la compañía a hacer durante años, Eli Lilly decidió alterar sus materiales informativos sobre Prozac eliminando la parte que dice que la prueba de nado forzado es ineficaz para producir resultados relevantes para humanos. PETA había citado este recurso a menudo, entonces, ¿podría ser que los ejecutivos preferirían socavar la evidencia científica que explicar su negativa a prohibir una prueba desacreditada?
La monografía del Prozac, o los materiales informativos sobre un fármaco que pueden ser necesarios para su uso seguro y eficaz, solía contener la siguiente declaración: “Por ejemplo, la fluoxetina [Prozac] no antagoniza la hipotermia inducida por reserpina o apomorfina en ratones, y no reduce la inmovilidad en la prueba de nado forzado en ratas.”
Esa parte sobre la prueba de nado forzado ya no está incluida en la documentación.
Si saben que la fallida prueba de nado forzado con Prozac no es necesaria para el uso “seguro y efectivo” de la droga por parte de los consumidores, ¿por qué realizar la prueba en primera instancia?
La respuesta simple es que no hay una buena defensa de la prueba de nado forzado. Ron de Kloet, neuroendocrinólogo del Centro Médico de la Universidad de Leiden en los Países Bajos, confirmó que el uso de esta prueba se ha convertido en una norma en el campo, aunque la mayoría de los experimentadores saben que es inútil. Afirma: “Es una cultura que se mantiene viva, aunque la mayoría de ellos [los experimentadores] admitirán que las pruebas no muestran lo que se supone que deben hacer”.
Dile a Eli Lilly que Prohíba la Prueba de Nado Forzado
Puede parecer sentido común que administrar sustancias a ratas, ratones y otros animales pequeños y casi ahogarlos no ayudará a encontrar tratamientos para la depresión humana, pero aparentemente no lo es: juntos, Eli Lilly y otros gigantes farmacéuticos han sometido al menos 5.461 ratones, 1.066 ratas, 748 jerbos y 305 conejillos de Indias a la cruel prueba de nado forzado, como se documenta en 45 artículos publicados y 16 solicitudes de patentes en los últimos 30 años. Simple y sencillamente, es mala ciencia.
Actúa diciéndole a Eli Lilly que prohíba la prueba de nado forzado:
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