Bantú, un gorila de tierras occidentales en el zoológico de Chapultepec de la Ciudad de México, murió recientemente de un paro cardiorrespiratorio cuando los veterinarios lo sedaron preparándolo para transportarlo a un zoológico en Guadalajara con el objetivo de aparearlo con dos hembras.
Solo tenía 24 años. Se cree que los gorilas con libertad de movimiento pueden vivir más de 40 o 45 años.
Bantú aparentemente pasó toda su vida en cautiverio. Ningún zoológico puede cuidar adecuadamente de un animal tan inteligente y complejo emocionalmente como los gorilas, quienes viven en grupos y forman vínculos profundos y duraderos entre sí. Los gorilas son dóciles y pacíficos por naturaleza. Ellos aman, ríen, cantan cuando están felices, juegan y sienten tristeza.
Los zoológicos simplemente no son lugar para los animales que están destinados a ser libres – sus “hábitats” hechos por el hombre a menudo les impiden realizar comportamientos naturales como correr, trepar, buscar alimento y encontrar pareja.
Bantú murió no mucho después que Arturo, el último oso polar en cautiverio en Argentina. Los osos polares no pueden vivir en cautiverio, en especial porque necesitan mucho espacio y territorio para buscar alimento. Necesitan agua y temperaturas frías para vivir bien. El único alivio en este caso es que la miseria de Arturo finalmente llegó a su fin. Pero los osos que viven en condiciones horrorosas similares, aún necesitan de tu ayuda. Por favor, insta a este zoológico a retirar a los osos a un santuario acreditado.
Mientras que las personas continúen comprando entradas a los zoológicos, cualquier zoológico, los animales continuarán sufriendo. Por favor, habla con tus amigos y familiares, en especial con los niños quienes podrían estar más interesados en ir. Pídeles que no vayan a los zoológicos ni a ninguna otra exhibición de animales. Corre la voz escribiendo cartas a los periódicos y utilizando las redes sociales como tu página de Facebook.