¿Sabes cuántos delfines han muerto en los parques de SeaWorld? Cientos. Bossa, Lily y Puka son solo tres de los casi 300 delfines cuyas trágicas vidas han culminado trágicamente en los abusivos parques, pero sus historias son lo suficientemente reveladoras como para que cualquier persona exija que SeaWorld deje de reproducir delfines y los envíe a santuarios costeros.
Bossa
Bossa nunca pudo sentir la fresca brisa oceánica en su aleta dorsal ni experimentar la dicha de explorar 60 millas de océano abierto a diario, sino que nació en 1997 en SeaWorld Orlando y fue condenada al cautiverio en tanques de concreto.
En 2006, fue trasladada desde SeaWorld Orlando a Discovery Cove, otro parque abusivo de SeaWorld en la misma ciudad. Allí dio a luz a su primera cría, un mortinato quien nunca tuvo la oportunidad de establecer vínculo con ella. Fue entonces reenviada a SeaWorld Orlando, donde dio a luz a Haley, su segunda cría.
El 21 de abril de 2014, Bossa entró en labor de parto por tercera vez, pariendo a su segundo mortinato, quien le causó un enorme trauma, y murió a los pocos días, por ruptura uterina con peritonitis aguda, según la información oficial.
Lily
A diferencia de Bossa, Lily nació donde todos los delfines deberían nacer, en el océano. Pero le robaron la vida que merecía: en 1983 fue arrebatada de su familia y de su hogar en el océano y vendida al cautiverio. Fue enviada a varios acuarios y finalmente a SeaWorld Orlando en 1992 y luego a Discovery Cove en 2016. Durante sus más de 20 años de encierro en los parques de SeaWorld, la usaron reiteradamente para la reproducción y dio a luz a seis bebés. Es probable que haya sido sexualmente abusada e inseminada a la fuerza para crear generación tras generación de animales sufrientes en pequeños tanques, una práctica que la compañía continúa al día de hoy.
En 1994 nació el primer bebé de Lily (una bebé), pero murió solo un día después de nacer por traumatismos padecidos tras ser lanzada fuera de su piscina por otro delfín. El siguiente bebé de Lily murió con solo 16 días de vida. Después dio a luz a tres bebés más, incluido Tiger en 2000. En la foto de abajo se los ve a los dos obligados a realizar trucos en agua químicamente tratada a cambio de pescado como recompensa. Lagos, su último bebé, murió de neumonía y sepsis cuando tenía 8 años.
En 2017, aproximadamente tres años después de que se grabara ese video, Lily murió. Se le aplicó la eutanasia por padecer cáncer bucal, el cual le fue diagnosticado en 2010.
Puka
Entre los 7 años y su muerte aproximadamente a los 29 años, Puka (nacida en SeaWorld San Diego en 1982) fue inseminada una y otra vez, dando a luz a seis crías en cautiverio, cinco de las cuales ahora también están muertas.
En 1987, cuando apenas tenía 5 años, SeaWorld la envió de San Diego al ahora desaparecido parque de SeaWorld Ohio en Cleveland.
Ten sensitive and intelligent dolphins died after suffering in small chemically-treated tanks at the now defunct #SeaWorld Ohio.
— PETA (@peta) November 14, 2020
So we're asking the company currently building on the site to put up a memorial in their honor. https://t.co/GeQl1YspvG
Allí, en 1990, Puka dio a luz a su primera cría, Aurora, quien murió solo una semana después de nacer. Tres años después, Puka fue nuevamente transportada por todo el país, esta vez a SeaWorld San Antonio. Su segunda cría, Kelly, murió de neumonía cuando tenía 7 años. Su tercera cría, a quien SeaWorld aparentemente ni siquiera se molestó en poner nombre, murió a los 6 años de edad. Rio, su séptima cría, murió por enfermedad respiratoria cuando tenía un año. Su novena y última cría también murió joven y ni siquiera le pusieron nombre.
En 2011, tras su último embarazo, Puka murió por un vólvulo intestinal agudo, que es una torsión intestinal por la cual los intestinos dejan de funcionar. Sus cuatro crías restantes, Ripley, Fathom, Sadie y Cisco, aún permanecen cautivas en SeaWorld.
A Bossa, Lily, Puka y sus bebés muertos les fallaron de todas las maneras posibles. Ahora es demasiado tarde para que SeaWorld haga lo correcto por ellos, pero la compañía aún puede hacer algo correcto.
En los parques de SeaWorld, los delfines (y ballenas) siguen siendo inseminados a la fuerza, a veces tras ser drogados. En la naturaleza, estos animales mantienen relaciones dinámicas dentro de grandes redes sociales, eligen sus parejas y nadan libremente en vastas extensiones oceánicas. Pero en SeaWorld son tratados como utilería, además de ser abusados sexualmente.
Dile a SeaWorld cómo te sientes realmente por cómo tratan a los delfines y otros animales, e ínstalos a dejar de reproducir delfines y ballenas y a enviar a los mamíferos marinos cautivos que han sufrido durante tanto tiempo a santuarios costeros:
DILE A SEAWORLD QUE VACÍE SUS TANQUES