El siguiente artículo fue originalmente publicado en WhatToExpect.com, y fue escrito por la vicepresidente ejecutiva de PETA, Tracy Reiman.
Como vegana y activista por los derechos de los animales por más de 20 años, estaba preparada para criar a mi hijo Jack, vegano. Sabía cómo la salud de los niños puede beneficiarse con las comidas veganas – incluyendo el riesgo reducido de obesidad al comer comidas basadas en plantas con altas fibras naturales, de bajas grasas y sin colesterol – y sabía cómo “veganizar” más o menos casi cualquier comida.
Por supuesto, tuvimos algunos desafíos – hace 10 años mucha gente aún creía que un “vegano” era alguien de Las Vegas, y no teníamos en ningún lado cercano la gran variedad de comidas veganas y snacks que hoy podemos encontrar en supermercados y restaurantes. Pero utilicé esos desafíos como oportunidades: cuando Jack fue primero a preescolar, por ejemplo, me reuní con su maestra para ver qué podía hacer para asegurarme que él tuviera snacks veganos todos los días. Algunos días todos tenían galletas saladas y mantequilla de cacahuate o alguna de las muchas otras golosinas “accidentalmente veganas” disponibles (como popcorn, snacks de Scooby ¡y mismo Oreos!). Otros días, lo enviaba a Jack con su propio snack. Luego de alrededor de un mes en el colegio, le pregunté a la maestra de Jack si lo veía molesto por tener algo diferente a los otros niños, y ella dijo que era más bien lo contrario: ¡todos querían comer lo que él comía!
Y por supuesto, un beneficio adicional de enseñarles a los niños a “ser buenos con los animales”, ¡es hacer que ellos coman verduras! Como muchos otros niños, Jack puede ser exigente a veces, pero somos afortunados que sus comidas favoritas son bastante saludables, con sopa de miso y tofu como primeros en la lista de su “sí, por favor”. Él adora comer pizza con queso vegano y falsa carne como Tofurky y deditos sin pollo (las mismas comidas que sus amigos adoran, pero con un giro vegano) y come toneladas de brócoli, zanahorias, frijoles, papas, cereales y más cosas.
Pero el ser vegano implica algo más que la comida que comemos – es un estilo de vida. Del mismo modo que no comemos animales, no los usamos para vestir ni apoyamos su uso para entretenimiento tampoco. Siempre he sido abierta con Jack acerca de las razones de estas elecciones, y por supuesto mis explicaciones han sido adaptadas a su edad y capacidad para comprenderlas. Por ejemplo, le he dicho que los circos lastiman a los animales, pero ningún niño de 3 años tiene necesidad de ver las fotografías de entrenadores golpeando a los elefantes con varas con puntas de acero filosas en sus extremos. De más grande, he ido explicándole con más detalle, ¡y lo entiende!
Jack es definitivamente el hijo de su mamá. Preguntémosle a cualquiera de sus maestras o a sus amigos, y les dirán cuánto ama a los animales y quiere protegerlos. Cree que es ridículo que la gente ame a los gatitos pero coma gallinas, y no puede imaginar cómo alguien puede querer ir al zoo, donde los animales se ven molestos y solitarios (especialmente cuando sabe lo divertido que es observar films de la vida salvaje como los documentales de DisneyNature, visitar museos, hacer una excursión a pie y participar en otras actividades que no dañen a los animales).
Como todos los padres, quiero que Jack siga la regla de oro, y enseñarle por qué comemos hamburguesas vegetarianas en vez de hamburguesas, es una parte importante para enseñarle a tener compasión por los otros. Estoy contenta porque está aprendiendo a respetar toda vida, y me da aún más alegría saber que está tan orgulloso de sus esfuerzos en la ayuda a los animales como yo lo estoy.