Escrito por Alisa Mullins
Una pareja de granjeros en Virginia tenía un plan: criar algunos cerdos y después obtener una buena ganancia al venderlos. Pero, sobre la marcha, sucedió algo maravilloso: los granjeros se dieron cuenta de que los cerdos eran seres, no “tocino”.
“Los estaba criando para venderlos, [pero] después de ver el nacimiento y cuidar de ellos, decidí que no quería venderlos, porque sabía cuál sería el resultado final”, dice su dueño. “Serían llevados al matadero, para ser alimento”.
Los granjeros decidieron quedarse con los cerdos adultos para amarlos como animales de compañía, no como mercancías, y luego llamaron a PETA: estuvimos felices de ayudar y asegurarnos de que los 11 cerditos no terminaran en un plato de comida. Así que, asumimos su custodia, y los transportamos de inmediato a la veterinaria, donde todos ellos fueron examinados, les pusieron un microchip y les dieron un certificado de salud.
Los cerditos pasaron aquella noche en las oficinas centrales de PETA, en Norfolk, Virginia, en el Centro Sam Simon, en una sala preparada especialmente para ellos, con un montón de paja suave para escarbar y vegetales frescos para comer.
La mañana siguiente, se embarcaron en un viaje de ocho horas a su hogar permanente – al Catskill Animal Sanctuary (CAS) de 110 acres, en el norte del estado de Nueva York, un refugio seguro para cientos de cerdos, vacas, gallinas, caballos y otros animales de granja rescatados.
“Lo que estoy buscando para estos cerdos es la oportunidad de vivir una vida plena, de que sean los seres admirables que son”, dice Kathy Stevens, fundadora y directora de CAS.
Qué puedes hacer
Si los sentimientos de estos granjeros pueden cambiar, ¡entonces también los de cualquiera! Dejar que los cerdos vivan es tan fácil como dejar el jamón y el tocino en las estanterías de los supermercados. Conoce deliciosas comidas veganas en nuestra página web en la sección vivir vegano.
