El año pasado, el cuerpo de una yegua que había corrido en el Mountaineer Casino, Racetrack & Resort fue arrojado sobre una pila de basura en un vertedero en Virginia Occidental. Ahora, el hipódromo enfrenta nuevas críticas, esta vez después de la muerte de Shared Silence, una yegua de 5 años que fue forzada a correr allí la semana pasada, posiblemente estando lesionada. Y estamos exigiendo respuestas.
Shared Silence tuvo que correr por primera vez luego de un período de inactividad de más de 13 meses. La última vez que corrió fue el 4 de mayo de 2019, también en Mountaineer. Tal ausencia de las carreras probablemente indica una lesión grave o algún otro problema médico significativo. Sin embargo, regresó el 2 de junio de 2020, como la favorita, en lo que terminó siendo su carrera final y su último momento con vida. Como se ve en las imágenes de arriba, su caída en el trecho superior de la pista fue catastrófica: sus lesiones fueron terribles y causaron su posterior eutanasia.
Según los informes, Luis Quiñones, el jinete que estaba sentado sobre Shared Silence, sufrió una fractura de pelvis. El jinete de atrás, Jordano Tunon, cayó del caballo que montaba, Devilish Magic, cuando los cascos de Shared Silence lo golpearon mientras ella caía.
La vida de caballos y jinetes seguirá arriesgándose de forma imprudente en la ausencia de protocolos estrictos y exhaustivos…
… por lo que estamos pidiendo una investigación inmediata de la muerte de Shared Silence. Es la segunda vez que solicitamos que se investigue la muerte de un caballo que corrió su última carrera en Mountaineer. En octubre, la yegua de abajo apareció en los titulares luego de que publicamos fotografías de un informante, que mostraban su cadáver tirado como basura.
Ahora queremos respuestas nuevamente, esta vez por Shared Silence. Estamos pidiendo a la Comisión de Carreras de Virginia Occidental que investigue y divulgue los resultados completos, incluyendo los informes de necropsia y los registros de medicamentos. El retiro de Shared Silence durante 13 meses debería haber sido una señal de alerta que motivara exámenes físicos adicionales, así como una revisión de sus registros de medicamentos e historia clínica, incluyendo la razón del largo paréntesis. Su retiro también debería haber impulsado una examinación con una tomografía computarizada para detectar vulnerabilidades producto de lesiones preexistentes y todos los hipódromos, incluido el Mountaineer, deberían tener dicho equipo inmediatamente disponible.
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