Como todos los caballos forzados a jalar carruajes, Jerry tiene que trabajar en condiciones climáticas extremas, como durante los veranos abrasadores y los inviernos helados de Salt Lake City. Acarrea turistas a través de las calles céntricas congestionadas y llenas de gente, inhalando emisiones de gases de vehículos y compitiendo por espacio en la calle con los autos que tocan bocina. El fin de semana pasado, mientras jalaba turistas, aparentemente sucumbió a los 98 grados de temperatura, y se desplomó. La temperatura que irradiaba del negro asfalto sobre el cual jalaba el carruaje debe haber sido muy superior a los 98 grados.
Jerry estaba muy débil como para levantarse, entonces sus responsables ataron cuerdas alrededor de su cuerpo y lo arrastraron hasta un tráiler.
Lo llevaron al establo, pero como estaba muy débil para levantarse, pusieron correas alrededor de su debilitado cuerpo y lo metieron dentro del establo con un montacargas.
Los dueños de Jerry dijeron que se desplomó porque sufre de cólico. Dudamos, y sospechamos que fue por el agotamiento por el calor, si bien el cólico puede ser provocado o agravarse por el calor, la deshidratación y el estrés (tres factores que definen fundamentalmente la vida diaria de los caballos forzados a jalar carruajes).
Qué puedes hacer
PETA nuevamente está haciendo un llamamiento al alcalde de Salt Lake City, Ralph Becker, para prevenir tragedias como ésta y apoya los intentos para prohibir los carruajes jalados por caballos en las calles de las ciudades. Más regulaciones sobre esta práctica no resolverán el problema. Las regulaciones no pueden reorganizar el denso espacio urbano de Salt Lake City y no pueden cambiar el hecho de que los caballos son extremadamente sensibles a los fuertes ruidos. Contacta al alcalde Mayor Becker y hazle saber que te opones a que los caballos sean forzados a jalar carruajes.