En el 20.º aniversario del 9/11, estamos repasando nuestros recuerdos de aquel tiempo: el caos, el miedo, la tristeza y las vidas que se perdieron, y entre todo eso, personas que ayudaban a otras, incluso a los animales. Entre aquellos que murieron en los ataques se encontraban varios simpatizantes de PETA, incluyendo un miembro de PETA que se encontraba en uno de los aviones secuestrados. Su bondad hace mucha falta.
Cuando los animales nos necesitan, PETA actúa con rapidez, y el 9/11 no fue la excepción.
Después de los ataques, innumerables residentes de la ciudad de Nueva York buscaban desesperadamente recuperar a los animales que habían quedado abandonados en departamentos y, sin lugar a dudas, sufrían de deshidratación, hambre, inhalación de humo o peor. Innumerables animales perdieron a sus guardianes en el ataque y esperaron a sus seres queridos que nunca llegaron. PETA recibió decenas de llamadas de preocupación.
Nadie podía entrar en la vasta zona acordonada que se encontraba alrededor de la Zona Cero, por miedo a daños estructurales que podían desestabilizar a los edificios, y nadie –incluyendo a residentes que estaban trabajando cuando los aviones impactaron– podía entrar a la “zona roja”, donde miles de perros, gatos y otros animales quedaron atrapados dentro de edificios de departamentos.
Hicimos todo lo que pensamos que podíamos hacer. Un equipo especial de rescate de PETA en Nueva York ayudó a reunir a algunos animales con sus familias. Cubrimos la zona con pósteres de “Se Busca” para recabar información sobre animales cuyos guardianes estaban desaparecidos.
La estrella de Golden Girls, residente de la ciudad de Nueva York, y querida amiga de PETA, Rue McClanahan nos ayudó haciendo una apelación especial a los intendentes de los edificios a que estuvieran atentos a los sonidos de animales tras las puertas cerradas de departamentos. “Los muy queridos animales de las familias de aquellos que perdieron la vida no deberían sumarse al número de muertos”, dijo Rue, persuadiendo a algunos intendentes de atender a las necesidades de perros varados, y al menos a uno, de liberar a un perro.
El equipo de rescate de PETA permaneció en la periferia de la “zona roja” constantemente, entregando alimento a animales abandonados en las calles cubiertas de polvo, e incluso rescatando a cientos de tortugas que habían sido dejadas afuera de una tienda.
Hoy, recordamos a todos aquellos que perdieron la vida el 11 de septiembre de 2001, y conmemoramos a cada socorrista que arriesgó su propia seguridad para ayudar.
La catástrofe golpeó sin aviso el 11 de septiembre de 2001. Si bien es imposible prevenir los desastres, podemos hacer lo posible para prepararnos. Es crucial tener planes en caso de emergencias para todos los miembros de la familia –incluyendo a los animales de compañía– antes de que llegue la próxima emergencia.
Tener planes contra emergencias podría incluir tener una lista de lugares en dónde quedarse junto a tus animales durante una evacuación, como casas de amigos, hoteles y recintos de acampado; tener un kit para desastres listo para cada animal, incluyendo transportadoras, correas, platos para agua y comida; suficiente alimento y medicamentos para una semana y su juguete o cobija favorita; haber implantado microchips en los animales y colocarles placas de identificación legibles y seguras, además de asegurarnos de que tengan sus vacunas contra la rabia al día y de tener la documentación pertinente a mano. Cuando los desastres llegan, lo más vital que podemos hacer por nuestros compañeros animales es llevarlos con nosotros cuando evacuamos.
LEE MÁS SOBRE LOS ANIMALES DE COMPAÑÍA Y PREPARATIVOS EN CASO DE DESASTREPETA ha acudido al rescate de innumerables animales en peligro a causa de desastres desde nuestra labor en la periferia de la zona expuesta de la ciudad de Nueva York el 9/11, incluyendo a aquellos afectados durante el terremoto de la Ciudad de México, el huracán que azotó a Puerto Rico, las inundaciones en India y la erupción del volcán Taal. Durante los huracanes Katrina y Harvey, recogimos a animales varados en azoteas, balcones, porches y colchones flotantes, nuestro equipo incluso rescató a un gatito aterrado que se encontraba sobre una sombrilla de jardín en un patio completamente inundado.
La compasión y generosidad de los miembros de PETA potencian esta labor vital y brindan los recursos críticos que necesitan nuestros equipos para ayudar a animales amenazados por huracanes, incendios forestales y otras emergencias mortales. Por favor, haz un donativo especial al Fondo de Emergencia Animal de PETA ahora mismo para ayudarnos a poder acudir al rescate cada vez que los animales más nos necesitan:
APOYA EL FONDO DE EMERGENCIA ANIMAL DE PETA