Los huevos de las gallinas libres y ‘ecológicas’
Muchos consumidores creen que las etiquetas como “ecológico”, “sin jaulas” o “libre” significa que las gallinas pasan sus días en espacios naturales al aire libre, pero la etiqueta significa algo completamente diferente en la industria huevera.
Las gallinas al aire libre en las granjas comerciales de alta escala no están en jaulas como las aves en las granjas industriales de huevos comunes, pero la diferencia es solo ésta. A la mayoría también le cortan el pico con una cuchilla caliente y son hacinadas en galpones sucios. Nunca salen afuera, ni respiran aire puro, sienten el sol sobre ellas o hacen algo que sea natural e importante para ellas.
Sufren las mismas lesiones de pulmón y quemaduras por amoníaco que las enjauladas, así como ampollas en la pechuga por sentarse en suelos llenos de orina y heces. Los machos son molidos vivos o asfixiados porque no producen huevos y son considerados demasiado pequeños para ser usados para carne.
Mientras que se supone que técnicamente las granjas de huevos “ecológicas” y orgánicas permiten a las gallinas acceso al aire libre, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) decidió que “podrían estar temporalmente confinadas” por “razones de salubridad, seguridad, etapa de producción o para proteger el suelo o la calidad del agua”. Muchas granjas “ecológicas” toman plena ventaja de este tecnicismo y casi nunca dejan que las aves salgan al aire libre.
Según Scott Akom, ex gerente general de la granja Horizon Foods, “Libre y sin jaulas significa la misma cosa. Las gallinas tienen la libertad de ir donde quieren. Dentro del galpón de gallinas”. Cuando a las aves se les permite salir al exterior, normalmente es por períodos muy cortos, y el área externa habitualmente consiste en solo un agujero en la pared del galpón que conecta a un espacio cerrado pequeño y embarrado.
Las granjas sin jaulas son una mejora sobre el infierno injustificado de la industria estándar huevera (imagina un gato o un perro viviendo en una jaula diminuta por dos años con cinco o seis otros gatos o perros y nunca saliendo de la jaula hasta que sea hora de ir al matadero). Pero comprar huevos de gallinas libres de cualquier compañía sigue apoyando el sufrimiento y la muerte masivos.
Gallinas ‘ecológicas’
Como las gallinas “ecológicas” explotadas por sus huevos, muchas gallinas “ecológicas” criadas por su carne nunca pasan tiempo al aire libre. La USDA requiere que las gallinas “ecológicas” para carne tengan acceso al aire libre, pero muchas no lo tienen porque han sido criadas y drogadas para ser tan obesas que apenas pueden moverse.
El experto en granjas de la Washington State University, Terry Swagerty, confirma que la mayoría de las gallinas “ecológicas” nunca salen al exterior porque, según dice: “No son criadas para moverse. Son criadas para atrapar comida”. Richard Lobb, vocero del National Chicken Council (Consejo Nacional de Pollo), explica en un excepcional momento de franqueza: “Si vas a una granja ecológica y esperas ver una cantidad de gallinas galopando en las pasturas, te estás engañando a ti mismo”.
Pavos ‘ecológicos’
Los pavos “ecológicos” no son generalmente mejor tratados que los pavos de las granjas industriales. Como las gallinas, su “acceso al aire libre” podría ser apenas un agujero en su galpón con acceso a un minúsculo corral enlodado. También, como las gallinas, los pavos “ecológicos” han sido criados y drogados para engordarlos tanto que caminar se les hace doloroso o imposible.
Una reciente investigación sobre granjas de pavos “ecológicos” demostró que los pavos en esas granjas pasan casi todas sus vidas dentro de galpones demasiado hacinados y sucios, donde el aire es tan cargado de amoníaco que lastima el respirar y las aves son criadas para ser tan obesas que se terminan lesionando. Las muertas se dejan pudrir junto a las vivas.
El Swine Welfare Assurance Program (Programa de garantía del bienestar de cerdos)
Al igual que la etiqueta “”Animal Care Certified” del United Egg Producers (Unión Nacional de Productores de Huevo), la etiqueta del National Pork Producers Council’s Swine Welfare Assurance Program (SWAP) es una farsa. El SWAP permite a los granjeros industriales cortarle los testículos a los lechones de sus escrotos, mutilarles sus orejas agujereándolas y cortárles sus colas sin anestesia. El SWAP también le permite a los granjeros industriales a meter a las madres cerdas en jaulas sucias tan pequeñas que ni siquiera pueden darse vuelta, drogar a los animales con tantos productos que terminan lastimados, y matar a cerdos enfermos a través de contusiones (por ejemplo, rompiendo sus cabezas contra el piso de concreto), disparos y electrocución.