Una investigación con testigo de PETA de una sucia granja industrial de huevos en Oklahoma, propiedad de Mahard Egg Farm, Inc. (“Mahard”), reveló que casi 8,000 gallinas sufrieron y murieron en cuestión de semanas cuando las temperaturas en los cobertizos de la granja alcanzaron los 106 grados. A pesar de conocer los hallazgos de esta investigación, el mayor supermercado de EE.UU., The Kroger Co. (“Kroger”), sigue vendiendo huevos de Mahard.
Durante varios días a comienzos de agosto, trabajadores arrancaron de sus jaulas a más de 49,000 gallinas no deseadas, golpearon sus cabezas contra cajas de metal, las metieron dentro de las cajas, y brutalmente las mataron con dióxido de carbono, lo cuál puede ser extremadamente doloroso. Una innumerable cantidad de gallinas sobrevivieron a este abuso, y fueron arrojadas dentro de camiones, donde fueron golpeadas con un pedazo de madera o estrelladas contra los costados de metal de los camiones. Aquellas que sobrevivieron padecieron una muerte lenta y dolorosa.
PETA notificó a Kroger y a otros clientes, así como también a los agentes policiales, del abuso sistémico. Kroger ha rechazado la solicitud de PETA de hacer una visita conjunta a las granjas Mahard para evaluar las condiciones actuales de las gallinas en las instalaciones. Solo podemos asumir que esto se debe a que la compañía sabe que las condiciones son inaceptables, y sin embargo sigue comprando los huevos. Estas gallinas necesitan toda la ayuda que puedan obtener ahora, y necesitan urgentemente que hagas algo por ellas.
Por favor, ayúdanos a garantizar que menos gallinas enfrenten este destino aterrador y doloroso en el futuro.
'Pudriéndose vivas' y enjauladas junto a las muertas
La investigación de PETA de de la granja industrial (que tiene hasta 1.2 millones de gallinas en 11 enormes cobertizos y es operada por Mahard) fue posterior a un dato de un informante de que las gallinas “parecía como que se pudrían vivas” allí.
El testigo de PETA halló a muchas gallinas muertas que comenzaron a pudrirse dentro de sus jaulas. Las sobrevivientes estaban confinadas junto a las compañeras de jaula en descomposición, durante varios días.
Esto expuso a las sobrevivientes a enfermedades y bajo riesgo de infección mientras sus huevos rodaban de un lado al otro en las desagradables jaulas, cuyo destino final eran los estantes de Kroger y otros supermercados.
Inmenso dolor, malestar psicológico y muertes agonizantes
Muchas de las gallinas muertas aparentemente habían sucumbido a golpes de calor, una muerte terrible a menudo acompañada de convulsiones.
Cuando la temperatura en los enormes galpones de la granja aumentaba día tras día, las gallinas, animales que no sudan, jadeaban para tratar de refrescarse. A algunas incluso les negaron el acceso a agua.
Según un veterinario experto, “En climas muy cálidos o húmedos, las aves deben tener acceso a agua potable fresca en todo momento, así como acceso a otras formas de refrescarse (espacio para extender sus alas, ventiladores, rociadores de agua, agua y baños de polvo) para evitar el estrés térmico. El golpe de calor ocurre cuando el cuerpo no puede disipar el calor acumulado adecuadamente y provoca daño en órganos, insuficiencia respiratoria, colapso, desorientación, convulsiones y muerte. El golpe de calor provoca inmenso dolor y angustia psicológica y… muertes agonizantes”.
Las dejaron morir entre pilas de heces
Las gallinas muertas cubrían los pisos del cobertizo y eran finalmente lanzadas en estercoleros, donde las heces se habían acumulado en pilas de hasta 5 pies de altura.
En un hoyo, se encontró a una gallina debilitada entre los restos en descomposición de otras gallinas, sin agua. Cuando el testigo informó a un trabajador acerca del aprieto en que se encontraba esta gallina, dijo que pronto se moriría y se alejó, dejándola morir.
El testigo de PETA halló a cuatro gallinas vivas más en los estercoleros, que habían caído o habían sido lanzadas fuera de las jaulas. Estaban expuestas al amoníaco, que fue probablemente la causa por la que se escaldó su piel y les causó dificultad para respirar.
Lastimadas, enfermas y en agonía
El supervisor y los trabajadores de Mahard les negaron a las gallinas enfermas y lastimadas el cuidado que necesitaban, y no tuvieron ni siquiera un final rápido e indoloro ante su obvio sufrimiento.
La pierna de una gallina estaba atrapada en una jaula. El testigo la destrabó e informó que la pierna probablemente estaba rota. Un trabajador indicó que se ocuparían de la gallina al día siguiente.
Al día siguiente, se le dijo a un supervisor de la granja que el ave aún necesitaba ayuda. El testigo le dio agua a la gallina, que estaba sedienta y deshidratada, pero un trabajador agarró a la aterrada ave, la sacó de su jaula agarrándola de su frágil ala, la tiró al piso y la dejó morir allí.
Otras gallinas sufrieron de prolapso de cloaca que es una condición muy dolorosa y fatal que puede ser causada por una mala dieta o la presión de puestas excesivas de huevos.
Atrapadas, estresadas y hacinadas en jaulas, sin escapatoria de sus propios excrementos
Las gallinas no tienen dónde pararse, sentarse o acostarse, excepto sobre el piso de alambre de las jaulas, que se clava en sus pies.
Sin siquiera poder desplegar sus alas o formar un orden jerárquico en tales condiciones de hacinamiento y estrés, muchas gallinas se arrancan sus propias plumas.
Las gallinas estaban tan hacinadas que no tenían opción más que orinar y defecar unas sobre otras. Las gallinas son animales limpios y meticulosos quienes necesitan acicalarse y tomar baños regulares de polvo. Pero en granjas como Mahard, están obligadas a vivir en la suciedad extrema.
Las gallinas son matadas de forma violenta y dolorosa para proveer huevos a supermercados
Miles de millones de gallinas son explotadas por sus huevos en enormes galpones como los de Mahard. Las gallinas “ponedoras” son selectivamente criadas para que produzcan la mayor cantidad de huevos posible. Tras alrededor de dos años de explotación, están “gastadas” y su producción de huevos disminuye.
Cuando ya no eran rentables, decenas de miles de gallinas fueron sacadas rudamente de sus jaulas, arrojadas contra cajas de metal y luego cruelmente gaseadas con dióxido de carbono, un gas ácido que puede causar extremo dolor.
Muchas gallinas sobrevivieron a todo esto, tan solo para ser luego arrojadas en una cinta transportadora y después en camiones, donde cayeron sobre enormes pilas de compañeras de jaula muertas. Los trabajadores intentaron matar a las sobrevivientes estrellándolas contra los costados de los camiones, golpeándolas con un pedazo de madera o rompiéndoles el cuello.
Algunas gallinas sobrevivieron incluso a esto, y fueron dejadas morir en agonía, probablemente por asfixia, bajo los cadáveres de las otras gallinas.
Este proveedor de Kroger ya es conocido por los agentes policiales
Tras la investigación de PETA, la comisaría del condado de Murray abrió una investigación criminal a Mahard y presentó probables afidávits de causas con fiscales alegando el delito de crueldad hacia los animales.
Y en abril de 2017, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. advirtió a Mahard acerca de “graves violaciones” de las regulaciones para la prevención de la salmonela relativas a control de moscas y roedores en ésta y otras granjas.
Las discusiones de Mahard con los oficiales federales se extienden desde al menos 1983, cuando la compañía se declaró culpable de conspiración en el transporte de inmigrantes indocumentados desde México a su granja de Prosper, Texas, donde los trabajadores cobraban $84 dólares por una semana laboral de 66 horas.
Entre 1997 y 2011, a Mahard se le aplicó o aceptó pagar más de $1.9 millones de multa por casos originados en la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., en gran medida por una presunta contaminación del agua al derramar excremento de gallinas en los suelos. Entre 2006 y 2016, funcionarios del Departamento de Trabajo de EE.UU. sancionaron a Mahard en más de $63,000 dólares por 245 presuntas violaciones a la ley del trabajo. Y en 2012, la Administración Federal de Seguridad de Autotransportes de EE.UU. multó a Mahard en más de $10,000 dólares.
¡Las gallinas necesitan tu ayuda para poner fin a esto!
Lo mejor que puedes hacer por las gallinas es no comprar pollo ni huevos. Con tantas opciones deliciosas y saludables, nunca ha sido más fácil dejar a los alimentos derivados de animales fuera de tu plato.
Insta también a los dueños de la granja a que pongan fin a la crueldad atroz y al sufrimiento generalizado e innecesario en Mahard. En noviembre de 2019, Cal-Maine Foods Inc. adquirió las fábricas de huevos de Mahard en Texas y Oklahoma. Pregúntale qué ha hecho Cal-Maine para evitar que los trabajadores de esta fábrica y de otras operaciones de Mahard golpeen a las gallinas contra cajas de metal, intenten matarlas con gas sin éxito antes de arrojarlas – vivas – a los camiones y luego estrellen a las sobrevivientes contra los costados de metal de los camiones y las apaleen hasta la muerte.