No son solo las féminas humanas las que, históricamente han sido subyugadas, oprimidas, abusadas, y se les han regulado y controlado sus sistemas reproductivos. Las féminas animales han sufrido muchas injusticias similares, y siguen sufriéndolas hoy en día. En este Mes de la Historia de la Mujer, dejemos que la unidad cruce los límites de la raza, la religión, la condición económica y la especie y aboguemos por el fin de la opresión para todas nosotras.
La presidenta de PETA, Ingrid E. Newkirk, explica cómo:
Las vacas utilizadas por la industria de los lácteos son preñadas una y otra vez en lo que los propios granjeros llaman “potros de violación”, solo para que sus preciosos bebés les sean arrebatados y los humanos puedan beber la leche de los becerros. Incluso las gallinas en las supuestas granjas de huevo “criadas sin jaulas”, pueden vivir hacinadas en cobertizos inmundos, con sus ciclos para poner huevos manipulados, y son asesinadas en cuanto su producción de huevos comienza a decrecer, alrededor de los 2 años de edad.
Las féminas animales asesinadas por su piel, a menudo son electrocutadas en la vagina. En criaderos, las perras encarceladas en jaulas diminutas a la intemperie, donde les niegan atención veterinaria, y son obligadas a tener camada tras camada para vender sus cachorritos. Los monos hembra, algunas de nuestras parientes más cercanas, son encarceladas en granjas deplorables de reproducción y obligadas a reproducirse y a tener bebés con quienes se harán experimentos.
Podemos poner fin a la opresión sexual. Comprométete a unirte a PETA hoy, y hagamos de este el Mes de la Historia de la Mujer una verdadera “festividad”.