La pierna de Celia estaba destruida. Se estrelló contra el piso luego de que un niño la lanzó desde el balcón de un segundo piso a otro niño que estaba abajo que no la agarró. Ella debe de haber estado con un intenso dolor cuando el trabajador de campo de PETA llegó, respondiendo al pedido de ayuda de la familia. Y Celia todo lo que hizo fue mover la cola en círculos y asfixiar al trabajador de campo besándolo.
La familia no podía afrontar el costo de tratamiento de Celia y sobre todo no la quería tener cerca, de todos modos. Era “fea”, decían.
El trabajador de campo llevó a la pequeña perra rápidamente a un veterinario de emergencias para tomarle una radiografía. Las noticias eran desalentadoras: su pierna delantera debería ser amputada.
Una de las veterinarias de la clínica móvil de PETA realizó la cirugía, y estuvo tan encantada con el ánimo indómito de Celia, ¡que se ofreció tenerla en tránsito también!
Celia se recuperó de la cirugía con una velocidad fabulosa, tan entusiasmada de estar rodeada de gente que quería consentirla, que ni siquiera pareció extrañar a su pierna.
Procedió a ganarse el corazón de todos los que encontraba a su paso, dando saltitos valerosamente en tres piernas, saludando con gran entusiasmo a nuevos amigos y solicitando respetuosamente premios.
No le llevó mucho tiempo a PETA encontrarle un hogar con una familia amorosa que la tratara como el tesoro que es.
Puedes ayudar a PETA a proporcionar cuidados urgentes a perros como Celia, apoyando nuestro Fondo de Investigaciones y Rescate. Celia te cubriría de besos para agradecerte, si pudiera.